28 de septiembre de 2012
Hemos entrado en una fase
diferente de la historia del capitalismo, cuyo proceso no comienza con
la crisis, ni con la recesión posterior, sino que es el producto de las
contradicciones del sistema, durante la fase del crecimiento económico anterior
a 2007, fecha de la explosión de la burbuja.
Los acontecimientos vividos en las últimas décadas reflejan
un punto de ruptura en la historia económica mundial, como pudimos observar en
los cambios ocurridos en Latinoamérica, donde el giro a la izquierda de las
masas, intentando quitarse de encima la bota imperialista, tienen una
significación histórica importante.
En la década de los ochenta y noventa, vimos movimientos
revolucionarios en América Latina, a pesar de que las cifras de crecimiento
macroeconómicas, podría dar la impresión de que las masas prosperaban en sus
niveles de vida, pero todo fue un espejismo, cebado por el mecanismo de estirar
las deudas y las hipotecas. No obstante, cuando las masas comenzaron a luchar, la situación supuso un verdadero cambio con
relación al sometimiento de los pueblos a la política “ultra-liberal” de los
años setenta y ochentas, donde las masas sufrieron severas derrotas y
sangrientos aplastamientos, como los golpes de Estado contra Allende y el pueblo de Chile, la sangrienta represión
militar al pueblo de Argentina y otras barbaridades apoyadas y dirigidas por el
imperialismo y sus simpatizantes.
El péndulo de la
historia empezó a cambiar y vimos la revolución bolivariana de Venezuela, la
lucha de masas en Bolivia con el triunfo de el Movimiento al Socialismo (MAS)
de Evo Morales, el avance en Brasil con
Lula y sus seguidores posteriores, el triunfo de la Izquierda en Ecuador, el
robo sistemático de las elecciones a la izquierda en México, los intentos de golpes
de estados en Honduras y otras situaciones que explican un retroceso del
imperialismo y un avance de la lucha de la clase trabajadora, pero todavía
insuficiente.
Todos esos procesos tienen una cierta influencia en la
política mundial, porque enseña a las masas que el imperialismo no es
invencible y que si la clase trabajadora
lucha con firmeza, los estrategas de las clases dominantes, ante el
peligro de perderlo todo, aconsejan que los ataques del capitalismo se atenúen
e incluso a veces retrocedan en sus ansias de dominio y obtención de beneficios
fáciles.
Es significativo que comprendamos que la correlación de
fuerzas empezó a cambiar y mejorar cada día de forma extraordinaria, siendo
cada vez más favorable para la clase trabajadora, teniendo el imperialismo cada
vez más dificultades para implantar su política a sangre y fuego.
Esta situación de agonía prolongada del sistema capitalista
tiene como consecuencia principal la debilidad del factor subjetivo, es decir,
la ausencia de una dirección internacionalista, firme y unificada del
movimiento obrero, que tenga la suficiente autoridad entre las masas, junto con
un programa claro de transición al
socialismo y una táctica correcta, para dirigir a la clase trabajadora hacia la
victoria, porque ganas de luchar y potencial para realizar esa tarea histórica
está demostrado por las luchas masivas en todos los continentes que sobran.
Se están experimentando cambios espectaculares en las
relaciones mundiales, que tienen su causa en las sacudidas de la crisis
económica, que se ha convertido en global, afectando a lo político, social,
cultural y medioambiental. La
competencia feroz de las fuerzas financieras imperialistas por los mercados
cada vez más raquíticos, está apuntando hacia una escalada bélica muy
peligrosa, entre China y Japón, que afectaría al equilibrio inestable de la
zona caliente de Oriente Medio, donde Israel azuza con firmeza a EEUU para que
le ayude a atacar a Irán, que podría ser arrasado en una peligrosísima guerra
nuclear local, lo cual sería como darle
una patada a un avispero, porque el mundo árabe y demás zonas calientes podrían
explotar, ante una masacre brutal de tal envergadura.
La lucha por los mercados será cada día más aguda entre los
tres polos fundamentales del imperialismo, como son EEUU, la U.E. y China, con
sus respectivos satélites. Existe también una lucha por el dominio de África,
para seguir explotando en beneficio de las metrópolis las fuentes esenciales de
materias primas. China está adquiriendo
o alquilando inmensos territorios en África, preparándose para la guerra por
los alimentos, (y el agua), que están
siendo especulados de forma infame por los grandes Truts financieros, que
implican unos artificiales y astronómicos
aumentos de sus, sumiendo en el hambre, la miseria y la muerte a
millones de pobres.
En esta difícil y complicada ecuación política a la que nos
está sometiendo el capitalismo, el papel que tendrán que jugar las masas y su
irrupción en la escena política, donde se acelera el proceso molecular de toma
de conciencia, que es muy contradictoria y en absoluto lineal, sino dialéctico,
seguirá siendo el factor decisivo para dar una salida digna a la humanidad,
porque bajo el capitalismo no hay futuro para los pobres y la clase trabajadora
del mundo.
Esta profunda recesión de la economía ha sido una de las
causas fundamentales que ha roto el equilibrio capitalista. En el aspecto
político, los fundamentos “liberales”
que parecían inamovibles y eternos dando una cierta credibilidad a la
“democracia burguesa”, que está siendo cuestionada como la ideología ultra que
defiende los intereses de los poderosos y no los del pueblo, esos “fundamentos liberales” han fracasado
estrepitosamente.
El pueblo que se manifiesta una y otra vez contra los
ataques y recortes, ha comprendido y sufrido en sus propios bolsillos lo que
representa esa “democracia burguesa”, que no es más que una brutal dictadura
del capitalismo financiero que domina el mundo, sacando enormes beneficios de
la especulación y sometiendo a todos los gobiernos, que aplican de manera
ignominiosa los dictados de los poderosos, violando sus programas
electorales e incluso las leyes
burguesas y sus Constituciones, para salvar a los banqueros y especuladores
corruptos.
Es la propia burguesía la responsable de que se haya abierto
este impacto de guerra social, que está golpeando con fuerza la conciencia de
millones de parados, trabajadores, pensionistas y jóvenes, que ven cómo nos roban
el futuro, después de más de 4 años de crisis, que están acabando con la
paciencia y negando la esperanza de poder volver a la situación anterior a la
crisis, por parte de este modelo inviable que es ahora el capitalismo.
Todos los recortes salariales, contra-reformas laborales,
ataques a la educación, a la sanidad, a
los servicios sociales y pérdidas de derechos adquiridos no han servido para
nada a los ciudadanos, mientras que los
banqueros se siguen llevando los bolsillos, con intereses astronómicos
especulando con las “primas de riesgo” y demás maniobras en esta economía de
Casino mafioso trucado en la que se están jugando nuestro futuro y nuestras
vidas.
La sociedad ha sufrido un proceso de polarización cada día
más fuerte, seguido de la radicalización que observamos ya en los momentos
actuales, que tendrá que seguirle más temprano o más tarde el consiguiente
proceso de “politización” que puede tomar formas muy diversas, incluso
espontaneas y distorsionadas, debido a la falta de unas direcciones adecuadas
que eduquen y formen en la lucha socialista a las masas que están en
ebullición, tanto en los aspectos sindicales como políticos y sociales.
Existe un divorcio profundo entre la política de los
partidos parlamentarios de izquierdas y asimismo de los sindicatos
mayoritarios, que no se corresponden con las aspiraciones y reivindicaciones
que expresan las masas en sus acciones, protestas, luchas y reivindicaciones,
que está cristalizando en una inevitable crisis histórica de la política reformista
(sin reformas), si sus direcciones no giran a la izquierda y entienden bien la
realidad concreta, que ha cambiado de manera vertiginosa y no se corresponde ni
incluso cuando éstos fueron elegidos en las últimas confrontaciones
electorales.
Las luchas sociales están siendo por ahora “defensivas”,
frente a los planes de austeridad, pero los trabajadores que están mucho más a
la izquierda que sus direcciones, necesitan ya unas direcciones que pasen a la
fase de luchas “ofensivas”, con la utilización
inteligente de la Huelga General, para poder conseguir los éxitos que están
exigiendo los trabajadores, para iniciar la fase de recuperación.
Pero para que ello se produzca, para avanzar hacia una
alternativa que contenga medidas programáticas para superar la crisis, necesitamos un programa encaminado a la
transformación socialista de la sociedad, que contemple la nacionalización de
la banca, de las grandes palancas de la economía y de los latifundios, bajo un control social y democrático de los
propios trabajadores, para erradicar la corrupción, que ponga fin a la dictadura del capital y
establezca las bases para una verdadera democracia, la democracia obrera, la
democracia socialista plena a todos los niveles.
Las ideas del genuino socialismo volverán a estar a la orden
del día y se convertirán en una fuerza material en la acción unitaria de masas
que será llevada a cabo por la clase trabajadora, la juventud y los oprimidos
del mundo. Sabemos que otro mundo es
posible, pero no cabe dentro del capitalismo.
La lucha por un mundo mejor es tarea de todos los trabajadores, pues en
la unidad, en la organización y en la lucha estará nuestro futuro. Como dijo
Pablo Iglesias, hay que optar: “O con los unos o con los otros”, o te pones de
parte del capitalismo o de parte del socialismo, recordando que “si no eres
parte de la solución estás formando parte del problema”. Tú decides… La lucha
continúa…
ÁREA DE COMUNICACIÓN
Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA
DE MÁLAGA-PSOE.A
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