SÁBADO, 21 DE
DICIEMBRE DE 2013
JOSÉ ANTONIO GÓMEZ
El Gobierno de Mariano Rajoy está
enclavado en una dinámica de autoritarismo peligrosa. El Partido Popular ya ha
atentado contra el espíritu democrático de este país, contra el régimen
político que conquistamos tras 40 años de dictadura militar, a través de los
recortes sociales que están perpetrando tanto a nivel del Estado Central como
de las Comunidades Autónomas en las que gobiernan.
Están intentando eliminar derechos constitucionales como la sanidad
universal y la educación igualitaria; están intentando implantar un sistema
productivo basado en la explotación del trabajador similar al que rige en
Bangladesh, Vietnam o Thailandia; están intentando imponer la sumisión de la
mujer y de sus derechos al fundamentalismo católico; están intentando acaparar
la justicia al colocar a miembros y afiliados de su partido en puestos clave
para, de este modo, legalizar sus atentados contra la democracia. Todo esto lo
van consiguiendo gracias al nuevo régimen político inventado por Mariano Rajoy
y sus hordas genovesas que es la dictadura parlamentaria, es decir, gobernar
como se hace en cualquier dictadura pero con la coartada del Parlamento. Hasta
ahora han ido a por los derechos constitucionales de los ciudadanos. Ahora van
a por las libertades civiles, tal y como estamos viendo en todas las medidas
restrictivas aprobadas por el Consejo de Ministros o que están en estudio.
Las libertades civiles principales son expresión, reunión y
manifestación. A éstas se podría añadir el derecho de huelga de los
trabajadores para la defensa de sus intereses respecto a los abusos salariales
o laborales de los empresarios. El Partido Popular va en el camino de derogar o
de legislar sobre ellas para restringirlas.
Respecto a la libertad de expresión, libertad que se sustancia en la
existencia de una prensa libre, estamos asistiendo a la polarización hacia la
derecha o la extrema derecha del mapa mediático. Una de las funciones
fundamentales de la prensa y de los periodistas es la visión crítica y el
control del poder. En este país ocurre todo lo contrario, ya que cuando
gobierna el Partido Popular la gran mayoría de la prensa tradicional se
convierte en una asociación de mamporreros del poder y en palmeros baratos de
la mentira y la propaganda genovesa. La prensa escrita, tras la deriva de El
País hacia la defensa de Rajoy y de la derecha por sus dificultades económicas
y para refinanciar su deuda, está totalmente escorada hacia las posiciones
ultraconservadoras que representa el PP. No hay crítica, no hay búsqueda de
puntos de vista diferentes ni control de los desmanes del partido
ultraconservador español. La actitud de El País y otros medios de Prisa y su
connivencia o espíritu soft-light con las medidas de Mariano Rajoy han
convertido a la cabecera en un mal sucedáneo de El Mundo o ABC. Por tanto, en
este país los ciudadanos no disponemos de un medio de comunicación tradicional
con tendencia de centro-izquierda. El resto es mejor no mencionarlos por su
ideología ultraconservadora o ultraliberal, salvo por los escarceos del diario
de Pedro J. Ramírez de ataque al PP por medio de las revelaciones de Luis
Bárcenas que vienen como una venganza personal de su director hacia Mariano
Rajoy, que se han convertido en el órgano oficial de propaganda del Régimen
Genovés, tal y como ocurría en otras épocas con cabeceras como El Alcázar,
Arriba o Informaciones. España es el país donde los periodistas críticos con
el poder acaban en el paro y donde se
pagan las lealtades. Sin embargo estos periodistas críticos, conocedores de la
verdadera función del periodismo se han lanzado a la creación de medios
digitales que son los que dan una visión más cercana a la realidad de lo que
está ocurriendo en este país, de lo que pretende el gobierno que alcanzó el
poder con engaños y que se mantiene en el mismo gracias a la mentira y la infamia.
No obstante, esta prensa no tiene la difusión que merecería. Un ejemplo lo
hemos visto con las revelaciones de los trapicheos de Blesa y Aznar con una
empresa de fabricación de armas. Ni una sola mención en los medios
tradicionales de un asunto que es tan serio como turbio. La última patada a la
libertad de expresión y la libertad de prensa la tenemos en la imposición de
Moncloa de los periodistas que van a hacer las preguntas a Mariano Rajoy en sus
comparecencias. ¿Quién las hará? Evidentemente no un redactor de eldiario.es,
elplural.com, infolibre.es o Diario Progresista. Esas preguntas, enviadas
preventivamente por Moncloa a la redacción del medio en cuestión, serán
realizadas por redactores de ABC, La Razón, Intereconomía, El Mundo o 13TV.
Respecto a las libertades de asociación, manifestación y reunión el
Partido Popular, a través de su ministro de Interior, un hombre que tiene más
aspecto de Comisario de la Dirección General de Seguridad que de ministro, ha
impuesto a los españoles una Ley que amordaza estas libertades y que da
impunidad a las malas praxis de las Fuerzas de Seguridad del Estado permitiendo
los abusos. La Ley de la Mordaza va a imposibilitar la protesta social ante los
atentados del Régimen Genovés. Quieren sumisión absoluta y el único medio que
tienen es el de plantear un estado de pánico que evite que los ciudadanos
salgan a la calle a protestar. Fernández Díaz lo plantea como un modo de evitar
protestas violentas. Sin embargo, ¿ha habido protestas violentas desde que
gobierna el PP? No. Ha habido conatos de enfrentamientos por parte de una
minoría. Ha habido enfrentamientos con la Policía provocados, en algunos casos,
por policías infiltrados entre los manifestantes. Quieren imponer el miedo,
pero realmente quienes tienen miedo son ellos, es el poder. Felipe González,
hablando de la época final del franquismo, hacía una reflexión sobre la
debilidad de la oposición democrática al afirmar que tenían una sensación de
que el Régimen era fuerte, pero que una visión retrospectiva daba una realidad
muy diferente ya que el Régimen entraba en crisis por una simple asamblea de
estudiantes en la universidad. Lo mismo parece que está ocurriendo ahora.
Mariano Rajoy y su gobierno tienen miedo a los ciudadanos, mucho miedo. ¿Por
qué? Yo tengo una teoría: no se han lanzado todavía hacia sus objetivos
principales, que no sé cuáles son pero que me temo que van a ser muy lesivos
hacia el pueblo y muy beneficiosos para las élites. Estas nuevas medidas que
tomarán, unas impuestas por Bruselas —las menos—, y otras impuestas por su
propia ideología no democrática —las más—, podrían provocar que el pueblo se revelara.
Ante esto, el PP quiere ponerse la venda antes que hacerse una herida.
Relacionado con lo anterior está la posible restricción o eliminación
del derecho de huelga de los trabajadores. El éxito de la huelga de los
empleados de la limpieza de Madrid ha abierto un camino que el PP no quiere que
se abra. Los barrenderos han mostrado que la lucha obrera da resultados y esto
no lo pueden permitir quienes repudian todo lo relacionado con los derechos de
los trabajadores. Mariano Rajoy y su partido quieren imponer unas condiciones
de precariedad laboral y salarial que hagan que los trabajadores, con tal de no
perder su empleo, acepten cualquier cosa. Los barrenderos de Madrid han
mostrado que no es así. Rajoy dijo que había que regular los servicios mínimos
y su cumplimiento. No obstante, ¿cómo puede lucharse contra los abusos de empresarios
y administraciones públicas si se imponen unos servicios mínimos del 75%? Eso
sí que es un abuso y, como es injusto, es lícito que los trabajadores no
cumplan dichos servicios mínimos. Rajoy quiere evitar que los trabajadores se
rebelen modulando el derecho de huelga que, en el lenguaje eufemístico del PP,
será una restricción del mismo o una derogación encubierta.
Rajoy, jaleado por sus mamporreros mediáticos, está creando un estado
policial que amordace la protesta de los ciudadanos ante lo que va a venir que
será bastante peor que lo que hemos sufrido durante los dos primeros años de
gobierno ultraconservador. Rajoy es el responsable de la vuelta a la represión
franquista, a las carreras de los grises y a los abusos y las palizas. Y, para
rematar el paisaje, ya solo faltaban las meonas, tal y como ocurría en el
franquismo. Para la represión sí hay dinero, mientras que para la protección de
los ciudadanos víctimas de la crisis generada por los protegidos del PP sólo
hay recortes. ¿Qué será lo próximo? ¿Instaurarán de nuevo el TOP? Con Rajoy
todo es posible.
DIARIO PROGRESISTA