miércoles, 28 de noviembre de 2012

La defensa de lo público y la honestidad


MIÉRCOLES, 28 DE NOVIEMBRE DE 2012   JOSÉ LÓPEZ PÉREZ

Este año de gobierno del partido popular puede considerarse el año más negro de la democracia en España. El único mérito que han tenido es el de hacer retroceder a la sociedad española y al propio País más de una década y eso que se denominan patriotas.

Es difícil pensar cuándo, los españoles, volveremos a  cotas de bienestar iguales o similares a las que hemos disfrutado en los últimos años. Tal vez la generación que hoy pasa de los cincuenta años, no lo vuelva a ver y los jóvenes, ¡ ay los jóvenes! lo estudiaran en los libros de historia.

 Hoy España es un activo de inferior valor, todos nuestros bienes reales valen menos y todos estamos más endeudados gracias a las políticas llamadas de interés general que está practicando el partido popular,  tanto en el gobierno de la nación como en las comunidades autónomas. Y eso no es lo peor. Lo peor es que la mayoría de los ciudadanos está mucho más desprotegida ante situaciones adversas, las desigualdades se incrementan y la pobreza aumenta a pasos agigantados creando una situación social de temor, desconfianza y desmoralización, caldo de cultivo para los populistas  y salvapatrias.

Según  algunos, no debemos quejarnos, todo se hace para un futuro mejor. La realidad es que  estamos viendo como se transforma el Estado del Bienestar por la Sociedad del Bienestar, es decir que aquellos que  lo puedan pagar podrán seguir disfrutando de bienestar y los que no, que son la mayoría, tendrán que conformarse con ver como las distancias entre clases sociales se dispara. Hoy, hay más pobres, menos clase media, pero algunos ricos son aún más ricos que antes, estos son los que sin duda no se quejan.

 Recordáis ese triste dicho de que “ el pobre es tonto porque es pobre y es pobre porque es tonto”. ¿ A qué os suena esto ?. Pues eso es lo que se busca en la educación con aquello del esfuerzo y los recortes, dejar que el que no tenga medios económicos siga siendo “tonto” y pobre, aunque afortunadamente los pobres no somos tontos y podemos y debemos hacer lo que sea necesario para echar a este gobierno y ahí es dónde debe aparecer la izquierda, haciendo de lo público, la principal herramienta diferenciadora entre la derecha, que  estimula el sector privado, a costa del  bienestar general y la izquierda que estimula el sector público y busca la interrelación equilibrada entre lo público y lo privado, a favor de la mayoría de la población.

La defensa de lo público y con ello el interés de la mayoría de los ciudadanos debe ser la principal bandera que enarbolar para desenmascarar a esta derecha que dice defender lo público pero que privatiza los hospitales, mantiene o mejora las subvenciones a la  escuela privada, pone barreras al acceso a la justicia  y así con todo lo relacionado con el estado del bienestar, enseñanza, educación, prestaciones sociales, y dependencia.

 

Junto con la defensa de lo público, la honestidad. Los ciudadanos quieren que los políticos que les representan sean honestos, quieren dejar de escuchar que tal o cual concejal, presidente de autonomía, ex ministro o familiares de estos u otros altos cargos de la administración o de los partidos políticos están en los tribunales acusados o imputados por cohecho, malversación de fondos, enriquecimiento ilícito, abuso de confianza, etc, etc. Y tienen toda la razón.

 Los ciudadanos queremos que las personas que se dedican a la noble actividad de la política sean ejemplo y modelo y el partido que consiga, especialmente ahora, trasladar ese mensaje y hacerlo realidad, eligiendo, además, siempre a los mejores, conseguirá el respaldo de los ciudadanos porque NO TODOS LOS POLITICOS SON IGUALES, aunque en esta parte, mi deseo sería que si lo fueran.

 No puede seguir existiendo un metro de goma para medir situaciones similares. A título de ejemplo, no puede ser que mientras se cierran comedores escolares por falta de ayudas económicas y los niños tengan que llevar tupper al colegio y encima pagar casi lo mismo que por la comida de antes, los diputados paguen menos que en los colegios escolares. NO PUEDE SER.       
DIARIO PROGRESISTA