JUEVES, 14 DE NOVIEMBRE DE 2013
ANTONIO MIGUEL CARMONA
Gustavo
Vidal es uno de esos intelectuales que, aún escasos, les guía únicamente el
compromiso con la igualdad, con la justicia y con la libertad. En un mundo
donde la impostura se convierte en brújula, resaltan escritores que ensalzan
los valores de un país que necesita recordarse a sí mismo.
Publica Gustavo Vidal un libro, Nosotros los empleados públicos (Los
libros del Olivo, 2013), en el que reivindica la figura de los trabajadores del
sector público, administración y empresas, no sólo abandonados por el
presupuesto, sino también despreciados por una sociedad ignorante e
individualista.
En la historia de España algunos han tratado los servicios públicos
para hacer negocio, como ahora, aprovechando que son bienes y servicios
inelásticos: pagaríamos lo que fuere por la salud de nuestros hijos.
Otros, como los cuatrocientos millones de euros que recibe la patronal,
han pretendido vivir del presupuesto. Otros, desde la derecha y a lo largo de
la historia, han querido apoderarse de la dirección del Estado.
Los empleados públicos han sido los únicos que, sin descanso, han
defendido su honradez, su criterio y una administración tan necesaria como
imprescindible.
Médicos y enfermeros, catedráticas y profesores, policías, bomberos e
inspectores. Son aquellos que hacen de nuestras vidas más fáciles. Aquellos que
siempre están cuando se les necesita.
Por eso la derecha, capitana de vivir del Presupuesto, de hacerse con
el control del Estado o de convertirlo en el consejo de administración de la
burguesía, ha visto con muy malos ojos a los trabajadores públicos.
Los trabajadores públicos, como se ve en las mareas, son el dique que
impide la privatización golosa de servicios públicos como la sanidad. Por eso,
los acontecimientos convierten a los empleados públicos en héroes y a sus
defensores en honrados intelectuales.
Como Gustavo Vidal, cuyos artículos en este diario son leídos con
profusión, biógrafo de Pablo Iglesias, intelectual de prestigio, hombre honrado
y socialista de corazón.
@AntonioMiguelC
DIARIO PROGRESISTA