LUNES, 25 DE NOVIEMBRE DE 2013
PABLO IGLESIAS
"La fuerza de un partido
depende de la educación que él dé a la masa que lo forma. ¿Enseña a esta, la
hace tolerante, seria, moral, arraigando en ella lo más posible las ideas que
va a defender? Pues el partido que eso haga será fuerte, disciplinado,
consecuente, capaz de luchar con fortuna con todos los partidos que le
combatan. ¿Limita su obra a ensalzar las
doctrinas, a entusiasmar a la masa, a enardecerla, a fanatizarla? Pues partido
que labore así, aun siendo numerosísimo, no será propiamente fuerte, cometerá
inconsecuencias, se indisciplinará y será incapaz no ya de sufrir la crítica
que de él hagan sus adversarios, pero ni siquiera de consentir que ante él se
expongan ideas opuestas a las suyas.
El Partido Socialista ha seguido el primer sistema: ha educado y no
cesará de educar. Haciéndose cargo de que no le basta conquistar hombres a sus
ideas, sino que esos hombres deben ser, en lo que cabe, inteligentes, formales,
abnegados, probos y firmes que defiendan bien aquellas, se ha cuidado y se
cuida de instruir a sus afiliados a él, de imbuirles el respeto a los demás
hombres, cualesquiera que sean sus ideales, de inculcarles el sentimiento de
solidaridad para con todos los suyos y de hacerles comprender que individuos
que no tienen voluntad para cumplir su palabra no son dignos de formar parte de
una organización seria…
Allí donde le ha sido dable al Partido ha creado modestas escuelas para
enseñar a leer y escribir a los que no saben, y en la mayor parte de los
Centros Obreros, de los que son alma los socialistas, se dan conferencias, ya
por hombres de carrera, ya por compañeros que han adquirido alguna instrucción.
Cuando algún individuo, olvidándose de las enseñanzas que se le han dado o de
las obligaciones que le impone la honradez, delinque, se le debe castigar. Si
la falta es grave, se le excluye de la organización; si es leve, se le
amonesta, se le censura o se le suspende en sus derechos durante un corto
tiempo.
No faltan gentes que critiquen el que las organizaciones obreras
impongan severo castigo a los individuos que delinquen gravemente, por ejemplo,
malversando fondos, votando a conciencia por candidatos burgueses, ocupando
puestos de huelguistas o realizando actos análogos. ¡Buena moral la de los que
reprochan ese proceder! ¿Qué valdría la sociedad que no se mostrarse severo con
los que disponen de lo que no es suyo, abusando de la confianza de los
compañeros? ¿Qué conciencia tendría el partido que consintiera que siguiesen en
él los que le traicionaran votando a sus enemigos políticos? ¿Cómo entenderían
la solidaridad, la organización o los trabajadores que no fuesen inflexibles
con los que, ocupando los puestos de compañeros suyos, contribuyen o pueden
contribuir a que se rebajen los salarios o que se elevan la jornada de trabajo?
De hacer caso a tan extravagantes zoilos, la clase obrera organizada perdería
toda la fuerza que ha adquirido.
Los resultados de la educación socialista son palpables.
De todos los obreros que militan
en partidos políticos, los quemás leen, los más instruidos, son los afiliados
al Partido Socialista. Una comparación entre la tirada de los periódicos
semanales republicanas y la de los periódicos socialistas, daría seguramente
una diferencia favorable a estos. En cuanto a folletos, el resultado sería el
mismo, no obstante ser hoy más numeroso el Partido Republicano que el Partido
Socialista…
Respecto a su conducta con los que delinquen, los socialistas no deben
hacer la vista gorda, como sucede en los otros partidos, por graves que sean
las faltas que sus individuos cometan. Quien en el Partido Obrero quebrante su
táctica, traicione sus principios o no cumpla las resoluciones de sus
Congresos, tiene segura su eliminación, sea quien fuere. Las amistades, los
afectos personales no la impiden…
Con esta educación ha logrado el Partido Socialista modificar
notablemente el carácter de una buena parte de la clase obrera, a la vez que
elevar algo su intelectualidad y hacerla más moral; con esta educación
conseguirá que experimenten igual cambio otros muchos explotados, y con esta
educación, en fin, hará que el proletariado español reúna todas las condiciones
que necesita para colocarse al nivel del de los otros pueblos y par caminar
rápidamente a la conquista del poder político”
(La Revista socialista. Madrid, 1-1-1905)
DIARIO PROGRESISTA