martes, 10 de septiembre de 2013

El bandolerismo Capitalista


LUNES, 9 DE SEPTIEMBRE DE 2013

PABLO IGLESIAS 

 Mientras al dinero se le deja en paz, mientras los jueces le respetan, la Guardia Civil le defiende y los Gobiernos le protegen, la prensa burguesa demanda con gran urgencia toda clase de medidas de represión para los que, empujados por la desesperación y el hambre, atentan en Andalucía y en otras partes contra la propiedad del Estado o contra la de aquéllos que la han adquirido sin experimentar fatiga alguna.

Lo que sí vamos a demostrar es que siendo lo que pudiéramos llamar el bandolerismo proletario consecuencia forzosa del bandolerismo capitalista, en tanto éste no desaparezca, vivirá aquél, resultando, pro consiguiente, torpe la campaña de la Prensa al pretender que semejante mal desaparezca haciendo uso de los fusiles o dando con los delincuentes en presidio.

¿Cuál es la causa eficiente, el motivo verdadero de que los menesterosos, ya sean del campo o de las ciudades, apelen al robo con o sin violencia? La miseria, engendradora igualmente de otras muchas plagas sociales.

 ¿Y quién es hoy el principal causante de la miseria? El bandolerismo capitalista.

¿Qué hacen las compañías ferroviarias para aumentar las ganancias o beneficios de los accionistas? Reducir todo lo posible sus gastos de material y personal. Estaciones que debieran constituirse, no se hacen; coches, máquinas y vías que debieran renovarse, no se renuevan; y servicios donde debieran emplearse dos o tres hombres, solamente tienen uno. La consecuencia precisa de todo esto es la ocupación de un número relativamente corto de trabajadores.

Viniendo ahora a los grandes propietarios de la tierra, ¿quién ignora la inicua explotación que ejercen con sus obreros y los mezquinos salarios con que remuneran su penoso cuanto productivo trabajo? En las épocas de la labora, y prevaliéndose de la abundancia de brazos, los alquilan por una cantidad insignificante, haciéndolos trabajar más que a bestias; en cuanto aquéllas cesan, su despido es inmediato. En esas temporadas, los unos, los ricos propietarios, aumentan su riqueza considerablemente con el trabajo ajeno; los otros, los pobres productores, malcomen mientras con su sudor y sus esfuerzos amasan una fortuna a sus explotadores.

Por consiguiente, si el bandolerismo capitalista o la explotación patronal coloca al proletariado en una situación cada vez más miserable, ya por los cortos salarios que da a los que trabajan, ya por disminuir ciertas obras necesarias, o porque a medida que se desarrolla suple la labor manual con la labor mecánica, ¿quién amamanta y da vida al bandolerismo proletario? El y sólo él. Que los obreros, al poner en función sus energías ganaran para satisfacer sus necesidades y las de sus familias, y ninguno de ellos pensaría en apelar a procedimientos punibles.

Es, pues, absurdo pretender curar dicha plaga por medio de las armas y de los presidios; tan absurdo como querer extirpar la prostitución con simples lecciones de moral.

Limitando en parte la explotación obrera mediante la fijación de una jornada máxima de trabajo y de un salario mínimo, reglamentando el trabajo de la mujer y del niño y adoptando algunas otras medidas, podrá lograrse que el bandolerismo capitalista, que el robo legal del producto del trabajo pierda algo de su poder, y, por lo mismo, que el mal por él engendrado no sea tan fuerte.

 Mas la cura total, el que el hambriento desesperado no apele a malos medios para acallar su necesidad y la de sus hijos, esa nos será un hecho hasta que el bandolerismo capitalista perezca, o lo que es igual, hasta que el Socialismo revolucionario concluya con el presente orden social y garantice a todos, con la implantación del colectivismo, el producto íntegro de su trabajo.

Publicado en El Socialista, el 16 de febrero de 1894

DIARIO PROGRESISTA