lunes, 23 de septiembre de 2013

Socialismo y anticlericalismo


LUNES, 23 DE SEPTIEMBRE DE 2013

PABLO IGLESIAS 

Yo creo que para un verdadero socialista el enemigo principal no es el clericalismo, sino el capitalismo, que en los presentes momentos históricos parece esclavizando todos los pueblos.

Esto no obsta para que los socialistas hagan todo lo que puedan contra la preponderancia del clericalismo, que ha venido a ser, más o menos voluntariamente, según los países, un poderoso auxiliar de las clases explotadoras.

Pero excitar al proletariado a que dirija su actividad y su energía contra los clericales antes que contra los patronos, es el error más grave de que pueden ser víctimas los que aspiran a terminar con la explotación humana...

La política, en España, es una profesión que se ejerce con menos pudor que en muchos otros países. En casi todas las Naciones de Europa, los diferentes partidos políticos tienen un programa, y sus jefes, al ascender al Gobierno, ocupándose de ir convirtiéndolo en disposiciones legales, gracias a las cuales y gracias al cumplimiento de estas disposiciones –pues para nada sirve una ley que no es cumplida- la actividad industrial, comercial o intelectual, adquiere desarrollo y contribuye a la evolución progresiva de la sociedad capitalista, único medio de que los pueblos se coloquen en condiciones de implantar el Socialismo.

España tiene, más que partidos políticos, jefes políticos llamados conservadores o liberales. El único deseo de cada uno de estos jefes es llegar a la Presidencia de un Consejo de ministros, y permanecer en ese lugar todo el tiempo que les permite otro colega ambicioso. Prueba esta afirmación el hecho de que en los últimos doce años se han registrado nueve jefes de Gobierno.

En esta mezquina lucha de ambiciones personales se han distinguido siempre por su ruindad los liberales: nadie como ellos están dispuestos a cometer todo género de vilezas y traiciones, con el único fin de lograr el encumbramiento personal.

Puede, pues, asegurarse que la preponderancia en España se basa en la ambición y en la cobardía de los políticos burgueses; pero esta situación cambiará rápidamente, porque al fin interviene con eficacia en la vida pública el proletariado, con el cual nunca se había contado para nada y al cual hoy se respeta, no solamente por su fuerza numérica, que ya es considerable, sino por la energía que demuestra en sus actitudes.

(Extractado de La Revista Socialista, Madrid, 1-XI-1903 Y Vida Socialista, Madrid, 18-9-1910)

DIARIO PROGRESISTA