MARTES, 29 DE OCTUBRE DE 2013
PABLO IGLESIAS
La crisis económica actual, acentuándose y haciéndose cada vez más
aguda, empeora la ya malísima situación de la clase trabajadora y coloca a un
gran número de proletarios en el estado más miserable y desesperante que puede
imaginarse.
Esto no lo desconoce la clase dominante, la clase explotadora, pues sus
órganos en la prensa dan cuenta diariamente de los miles de obreros que carecen
de toda ocupación y de las infelices víctimas a quienes la falta de todo medio
de vida arrastra al suicidio o hace exhalar en medio de la calle el último
aliento.
Sin embargo, ¿qué hace esa clase, qué hace la burguesía, qué hace hacen
sus partidos para paliar los infinitos y crueles dolores que en la ocasión
presente sufre el proletariado? Nada, absolutamente nada…
Mientras se satisface con esplendidez los apetitos de la clase
parásita, para llevar un pedazo de pan a los miles y miles de obreros que
carecen de él, a esos seres útiles que por haber trabajado demasiado, por haber
producido mucho, se ven hoy privados de todo recurso y faltos de ocupación,
para atender, decimos, al sostenimiento de la parte más sana de la sociedad,
para eso no han votado las Cámaras ni un puñado de pesetas…
Esta lección merece aprovecharse por los trabajadores, que a la vista
del cambio de actitud verificado por los hombre principales de las fracciones
burguesas avanzadas, y perfectamente convencidos de que ningún partido de la
clase dominante procura mejorar, ni mucho menos emancipar, a los esclavos del
capital, sin vacilación ninguna, sin que les asalte la menor duda, deben darse
prisa a organizarse fuertemente, a estrechar sus filas y obtener por su propia
fuerza lo que en vano han esperado hasta aquí de sus enemigos y lo que éstos
jamás les darán de buena voluntad.
La afirmación hecha por nosotros con frecuencia de que el mejoramiento
y la emancipación de la clase obrera no puede ser obra de ningún partido
burgués, por avanzado que sea, sino solamente de los mismos trabajadores,
organizados en partido de clase, distinto y opuesto a todos los demás en que la
burguesía se halla dividida, se ve confirmada constantemente por innumerables
hechos.
Extractado de “El Socialista, núm. 62, 13-V-1887, p.1”
DIARIO PROGRESISTA