lunes, 9 de diciembre de 2013

A PABLO IGLESIAS, "EL ABUELO".


9 de diciembre de 2013

En este mes de diciembre, en concreto un día 9 como hoy, se cumple el aniversario de la muerte de PABLO IGLESIAS POSSE, que murió en 1925. Como uno de los máximos líderes del movimiento obrero español, fue el cofundador del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en 1879 y de la Unión General de Trabajadores (UGT) en 1888.

De ascendencia humilde, nació en el 18 de octubre de 1850 en El Ferrol (La Coruña). Paulino, como le llamaban familiarmente, asiste a la escuela desde los seis hasta los nueve años, momento en el que muere su padre, un peón municipal, y se traslada a vivir a Madrid en compañía de su madre y su hermano menor. Los tres hicieron el viaje a pie, tirando de un pequeño carromato en el que llevan los pocos enseres que poseían. En la capital, la madre tiene que pedir limosna e ingresa a los dos hijos en el Hospicio de San Fernando. Allí, el joven Iglesias acaba los estudios primarios y elige el curso de tipógrafo como oficio a aprender.

Con las propinas que recoge como repartidor comienza su afición por la lectura y el teatro. Cuando tiene doce años huye del hospicio para trabajar y ayudar a su madre. Ejerce su oficio en diferentes imprentas, mejorando poco a poco su salario.

En una de las ocasiones, le echarán por sumarse a una huelga y de nuevo sufre el paro, la miseria y la desgracia: su hermano muere de tuberculosis. Asiste a clases nocturnas y aprende francés, que le sirve para leer las obras de algunos clásicos de la ciencia política y más adelante, para realizar algunas traducciones de los socialistas franceses y entenderse en los congresos internacionales en los que participa.

Al amparo de las libertades que otorga la Constitución de 1869, la sección española de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) organiza una serie de conferencias en Madrid y a ellas asiste Iglesias y, en 1870, solicita su ingreso en la sección de tipógrafos. Poco tiempo después resultó elegido miembro del Consejo Federal de Madrid. La aparición de "La Solidaridad", periódico de la Internacional, le proporciona una ocasión para iniciar una intensa labor periodística que solo acabará al final de su vida.

Tras la ruptura de los anarquistas con Marx, Iglesias solicita su ingreso en 1873 en la Asociación del Arte de Imprimir y al año siguiente fue elegido su presidente. Desde esta nueva plataforma preparará durante varios años de labor clandestina la creación del segundo partido obrero de los que se constituirían en el mundo. El 22 de mayo de 1879, en un banquete de fraternidad internacional celebrado clandestinamente en Madrid, veinticinco personas (con Iglesias al frente) fundan el Partido Socialista Obrero Español.

 

En repetidas ocasiones irá a la cárcel por su cada vez mayor activismo político. La primera por una huelga en 1882 y la última, cuando tiene sesenta años. En todas las ocasiones rechaza las peticiones de indulto. También será víctima de la represión particular de los patrones que le niegan el trabajo. Gracias al periódico "El Socialista", que había fundado el 12 de marzo de 1886, y al salario que recibe como impresor, redactor y director del mismo, eludirá el hambre en más de una ocasión.

El 12 de agosto de 1888 se acuerda en Barcelona la creación de la Unión General de Trabajadores, nombre propuesto por Iglesias. Y en el Congreso de 1889 es nombrado presidente de su comité nacional, cargo en el que continuará hasta su muerte.

En 1890, cuando se celebra en Madrid por primera vez la jornada de lucha del Primero de Mayo, encabeza una impresionante manifestación y es el encargado de entregar al Gobierno las reclamaciones de las reformas legislativas, entre ellas la reforma de la jornada laboral a ocho horas.

En 1905 fue elegido por primera vez concejal del Ayuntamiento de Madrid y en las elecciones de junio de 1910, gracias a la alianza republicano-socialista a la que se había opuesto Iglesias, fue elegido (con el respaldo de 40.899 votos) primer diputado socialista que entra en el Parlamento español.

Su intensa actividad parlamentaria se va a limitar a los cuatro primeros años, ya que en 1914 el empeoramiento de su salud le impedirá asistir a la mayoría de las sesiones.

La escisión del partido en 1921 (cuando el PSOE, con el apoyo de Iglesias, adopta la línea socialdemócrata en contra de la III Internacional) y la constitución del Partido Comunista Obrero Español será mortal para la salud del viejo dirigente. En 1923 fue elegido diputado por última vez.

Aunque el fundador del socialismo español tenía una escasa formación teórica, su producción intelectual es cuantiosa y relevante. Desde su primer artículo, "La Guerra", firmado el 5 de diciembre de 1870 en "La Solidaridad" hasta el último, "El Proletariado vencerá", aparecido en "La Libertad" el 5 de diciembre de 1925, se pueden cuantificar unas dos mil colaboraciones en numerosos periódicos y revistas de España y del extranjero. Entre otros, escribió "El programa de nuestro partido", "Discurso", "Las organizaciones de resistencia", "El programa socialista", "Comentarios" y "Propaganda socialista". Tras su muerte fueron editados también muchos de sus escritos, como "Exhortaciones a los trabajadores", "Páginas escogidas", "Reformismo social y lucha de clases", "El Partido Socialista" y las reformas sociales" y "Antología crítica". Este conjunto convierte a Iglesias en uno de los mejores propagandistas, con la palabra y la pluma, del ideario socialista.

A su vez, pocos líderes obreros merecieron tanta atención y generaron tanta bibliografía como él. Fue objeto de vehemente defensa y furibundo ataque. De cualquier forma, su coherencia ética, su llamada a la regeneración y a la esperanza constituyen los rasgos fundamentales de su trayectoria vital.

El 9 de diciembre de 1925 falleció en Madrid. En un cajón de su humilde despacho dejó un sobre con 1.000 pesetas para "El Socialista", al que había estado vinculado desde su nacimiento.

El homenaje póstumo que se le tributó fue impresionante. Con la autorización del Gobierno, más de 150.000 ciudadanos acompañaron el féretro al cementerio civil de Madrid y desde todas las tribunas se le rindió un unánime y cálido recuerdo.

AREA DE FORMACIÓN Y COMUNICACIÓN.

IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.


 

A SU MEMORIA

PENSAMIENTO POLITICO DE PABLO IGLESIAS

El inolvidable Pablo Iglesias se dirigió a la Comisión de Reformas Sociales el 11 de enero de 1885.

Sus palabras, aunque lejanas en el tiempo, resuenan con una cercanía asombrosa: “…las penalidades del trabajador se originan en la forma en que se distribuye la riqueza, yendo a parar la parte principal a la minoría parasitaria y una parte, cada vez más exigua, a la inmensa masa laboriosa”.

Como decía Pablo Iglesias, en palabras de Marx, es

“La guía para la acción organizada de masas, en una lucha permanente contra el capitalismo que es la causa de todos los males que padece la clase trabajadora”.

EL CONFESIONALISMO Pablo Iglesias

Pablo Iglesias, el fundador de su partido, era un convencido defensor del Estado Laico, un gran valedor de la supremacía del poder civil frente al religioso y de la libertad de conciencia, como base irrefutable de la ideología democrática que le llevó a fundar el partido, en sus inicios laico por definición.

 Aunque reconozcamos que el PSOE de las últimas décadas parece alejado absolutamente del laicismo fundacional que caracterizaba el armazón ideológico del partido.

El confesionalismo es absolutamente contrario a cualquier postura políticamente progresista.

El confesionalismo, que es la intromisión de las creencias en el ámbito de lo civil y lo público.

El confesionalismo es uno de los más grandes enemigos de la democracia, que genera desigualdad e intolerancia, y todos los grandes problemas y conflictos propios del integrismo y el fundamentalismo religioso, que no es otro que el fundamentalismo político.

El filósofo chileno Sebastián Jans insista en su brillante máxima “la democracia es laica o no es democracia”.

Noam Chomsky escribió, en el prólogo del “Curso de autodefensa intelectual” de Norman Baillargeon: “Creo firmemente que los ciudadanos de las sociedades democráticas deberían hacer un curso de autodefensa intelectual para protegerse de la manipulación y el control, y sentar las bases para conseguir una democracia mejor”.

M.S.T