martes, 17 de diciembre de 2013

Antes de que sea demasiado tarde


MARTES, 17 DE DICIEMBRE DE 2013

ANTONIO MIGUEL CARMONA

 He esperado días para sosegarme. Trato de no verter datos e informes, cifras de pobreza que cada día van más en aumento. Quiero escribir un mundo de sensaciones y de asco hacia todos aquellos que no hacen nada para evitarlo.

Hace un mes propuse en la Asamblea de Madrid crear un Fondo contra la Pobreza. El consejero no tuvo a bien hacernos caso. Me espetó una respuesta que ha acabado en el baúl de la desmemoria. Sólo recuerdo su negativa.

Vivimos en un estado incapaz de ayudar a los que más lo necesitan. Tenemos un gobierno que permite que mueran niñas de trece años, padres de familia, personas que rebuscan entre las sobras algo para llevarse a la boca.

Un amigo me llamó la semana pasada para contarme una experiencia similar. Fue antes de que ocurriera la tragedia. “Antonio” –me dijo-, “acabo de pasar por el Mercadona, minutos antes de que cerraran, y he visto a nueve personas esperando acercarse a la basura para recoger las sobras”.

Vivimos en una sociedad cuajada de personas solidarias. Capaces de dar todo de sí mismas para ayudar a los que más lo necesitan, a los pobres, a los que no tienen para comer.

Pero también vivimos en una sociedad en la que sus máximos mandatarios, gobiernos y empresas, parlamentarios, corporaciones y medios de comunicación, son sordos, ciegos y mudos con respecto a aquello que parece molestar oír, ver o sentir.

Una nación que deja tirados a los que más lo necesitan no merece llamarse nación. Porque hacer país, precisamente, es lograr que todos los náufragos suban al barco y que éste navegue con todos y sin excepciones. Esté como esté la mar.

Sin embargo, en vez de sobrecogernos y mostrar nuestra indignidad, debemos ser capaces de cambiar las cosas. Más allá de partidismos y rencores. Los nuestros nos necesitan. Antes de que sea demasiado tarde.  

 @AntonioMiguelC

DIARIO PROGRESISTA