viernes, 14 de septiembre de 2012

Por un PSOE útil… reflexiones

VIERNES, 14 DE SEPTIEMBRE DE 2012 GUSTAVO VIDAL

Un grupo de militantes socialistas ha elaborado el manifiesto "Por un PSOE útil". Sin entrar en la valoración de su contenido, me aventuraré a adentrarme en los fascinantes vericuetos de la reflexión. Por favor, acompáñenme …

¿Es posible un PSOE social-neoliberal?

Uno de los reproches ciudadanos más frecuentes se cristaliza en la expresión “el PSOE y el PP es lo mismo”.

Convendría matizar que ambas fuerzas difieren en políticas sociales (mujeres, gays, inmigración, etc.), pero en el aspecto económico a muchos ciudadanos les cuesta encontrar diferencias. Y aunque puedan hallarlas, no suelen calificarlas de profundas.

Pero también me parece muy justo señalar que el PSOE ha practicado recortes con resignación y dolor. Por el contrario, el PP—no pueden disimularlo—chapotea en su sadismo triturando a trabajadores, enfermos, parados, inmigrantes… El “que se jodan” de la nauseabunda Fabra o la sonrisa de perfidia dibujada en el rostro de la diminuta Soraya SS, mientras se anunciaban los recortes, contrasta con los hombros caídos y la desolación de Zapatero durante el funesto mayo de 2010.

“No, no es lo mismo”, habría que proclamar parafraseando la canción de Alejandro Sanz. Pero, a fin de cuentas, los ciudadanos perciben la escabechina en sus derechos por parte de ambos partidos.

Y eso es, sencillamente, terrible.

En este sentido, intuyo que muchos dirigentes del PSOE aún beben en la fuente de Norberto Bobbio de donde emanan las ideas de centrismo, moderación y un supuesto caladero de votos precedente de las clases medias.

Pues bien, yo opino que esa idea está muy anticuada. La llamada clase media se encuentra en acelerada vía de extinción. Por ello el discurso moderado ha sido ya abandonado por la derecha española, y no digamos por los neoliberales de otros países, por ejemplo los republicanos de EEUU.En España no habría más que recordar las bulerías neocón que se marcó la condesa Aguirre hace unos días en la Asamblea de Madrid.

Ese discurso radical, lejos de descalabrar sus perspectivas, ha brindado a la derecha neoliberal todos los resortes del poder en España, en Europa y, en breve o a lo más medio plazo (si nadie lo remedia), en EEUU.

Ese culto al tótem de la deidad moderadora, ese terror a parecer “radicales” ante la clase media (pero… ¿qué clase media?) ha arrastrado al socialismo español hacia un discurso y simbolismo descafeinado y blandengue hasta el punto que no solo se miden las palabras, sino que se entierran los símbolos.

Y no me refiero a alzar el puño o cantar la Internacional (algo de lo que, por cierto, nadie de izquierdas debería avergonzarse)… ¡es que hasta el color rojo va siendo paulatinamente sustituido por grises y azules! Cualquier persona con una mínima cultura sabe que los símbolos penetran en el subconsciente y arrastran al sentimiento y la reflexión. Y los ciudadanos también perciben, aunque sea de modo inconsciente, esta renuncia, este “arrugamiento”. Obviamente, cuando no se transmite fuerza, no puede obtenerse la confianza de los electores. Y menos en tiempos de crisis.

Tal vez muchos crean que los símbolos son solo puro folklore… bien, propongan a los líderes religiosos retirar su simbología de las calles y centros oficiales. Luego me cuentan la reacción.

Por favor, recapacitemos sobre este aspecto.

Recuperar el oriente y salir del “transitorio despiste”

Quien aspire a dirigir el futuro de millones de personas ha de saber donde se encuentra y hacia donde se dirige. Por ello me gustaría afirmar que la situación del socialismo español y mundial solo es de “transitorio despiste”.

Sí, quiero pensar que nos encontramos tan solo ante un “transitorio despiste”. No obstante, para orientarnos, lo primordial es recordar de donde venimos…

Así, tras la II Guerra Mundial, las fuerzas del capital (ahora llamado neoliberalismo) y las del trabajo (ahora llamados partidos progresistas, sindicatos, etc.) establecieron una suerte de pacto un entente cordiale que podríamos resumir del siguiente modo: “Nosotros, los socialistas, respetamos el sistema capitalista y, a cambio, vosotros respetaréis los derechos de la mayoría: seguridad y estabilidad en el trabajo, sanidad universal y gratuita, educación pública y de calidad, pensiones dignas, seguros de desempleo, etc.”.

Nacía así el Estado del bienestar.

Y las dosis de justicia y bienestar que aún disfrutamos proceden de aquel pacto.

Lamentablemente, a principios de los 70, la derecha neoliberal comenzó a minar este compromiso. En no pocas ocasiones impulsando dictaduras que sembraron la muerte, la sangre, el dolor y el exilio.

La izquierda no quiso o no supo reaccionar. A día de hoy, despojada de su careta, la derecha neoliberal se dispone a rematar el Estado de bienestar, pues aquel compromiso no lo asumieron con intención de cumplirlo, sino con la idea de quebrarlo en cuanto vislumbraran ocasión.

Y en esas coordenadas nos desenvolvemos ahora.

El socialismo, en su “transitorio despiste”, pretende mantener la agonía de ese matrimonio sin amor cuando el otro cónyuge hace tiempo que abandonó el hogar y se marchó con otr@ tras robar las joyas y el dinero de la cartilla que ahora, para mayor escarnio, hasta se atreve a reclamarnos.

¿Qué hacer?

Nadie está hablando de inundar calles y plazas con banderas rojas, quemar iglesias, colectivizar banca y grandes empresas o reclamar la nacionalización de los medios de producción.

Pero conviene precisar si el seguidismo al neoliberalismo de Europa va a mantenerse o, por el contrario, se afrontarán políticas audaces en defensa de la mayoría.

Entiendo que, encerrados en la ratonera de la UE, la encrucijada no puede resultar más angustiosa pero… ¿cuándo lo ha tenido fácil la izquierda?

Por lo demás, me parece patético apelar a “nuestros socios de Europa” (¿pero qué clase de socios son esos que pretenden saquear nuestros recursos para entregárselos a banqueros alemanes?) o a “las consecuencias fatídicas de seguir otras políticas"... ¿más funesto que alcanzar los seis millones de parados, la emigración de cientos de miles de nuestros mejores jóvenes, el repunte de la tasa de suicidios y depresiones tras cada “recorte doloroso pero necesario”, un empobrecimiento generalizado…?

Trágicamente, las política neoliberales que nos impone Europa (en realidad, los banqueros alemanes) nos abocan a un paupérrimo crecimiento económico, a la extensión de la pobreza y la marginalidad, a la fuga de capitales y a la demolición de los instrumentos para combatir lo anterior, habida cuenta de la pérdida de soberanía.

Y sin ninguna duda, los “ajustes” nos abismarán a la regresión social, la desigualdad, la inseguridad ciudadana y la angustia laboral. En suma, la UE pretende medicarnos con el mismo recetario neoliberal que arruinó, aún más, a Latinoamérica. Por fortuna, aquellos pueblos están recuperándose tras abandonar la locura neoliberal

En este sentido, deberíamos cuestionarnos si no nos interesaría más negarnos a pagar la deuda, salir de la UE y establecer lazos comerciales con otros bloques. Incluidos los llamados “Estados gamberros”. Es solo una reflexión, pero tal vez si la escucharan en Europa el miedo comenzaría a cambiar de bando…

Un fantasma recorre el PSOE

Si el PSOE se resigna a las calamidades descritas, lo más honesto sería confesarlo.

Posiblemente la mayoría de su militancia no estaría dispuesta a resignarse. Entre otros motivos porque muchos no tolerarían que la sangre derramada por tantos socialistas en estos 133 años, su libertad perdida y las muchas lágrimas vertidas, se pierda en la negra ceremonia del entreguismo.

Desde hace unos días, “un fantasma recorre el PSOE”. Y no debe descartarse que, como un tsunami, acabe barriendo a quienes se resignen a doblar su rodilla ante el neoliberalismo.

Muchos socialistas no están dispuestos a rendirse. Lucharán por los enfermos, parados, mujeres maltratadas, pensionistas, jóvenes sin empleo a quienes se les cierra la puerta de la educación, inmigrantes, empleados públicos…

Sin duda el neoliberalismo es un enemigo poderoso y de sucias mañas. Esa lucha puede ganarse o perderse. Pero como alguien proclamó hace tiempo: “Si luchas puedes perder, pero ni no luchas estás perdido”.

Muchas gracias por haber compartido estas prolongadas reflexiones.
DIARIO PROGRESISTA