lunes, 22 de abril de 2013

¿Dónde vas, Mariano?


LUNES, 22 DE ABRIL DE 2013

JUAN JOSÉ IBÁÑEZ

Comentaba Iñaki Gabilondo en su blog cómo la fuerza de los hechos nos ha llevado a aceptar que no estar informados es lo correcto. Las comparecencias de plasma de Rajoy, la ausencia de preguntas, las respuestas inverosímiles… conducen a pensar que no hay nada que pueda interesar más que el conseguir sobrevivir a nuestro día a día, sin caer en la cuenta de que esa supervivencia se debe, principalmente a los hechos con cuya ausencia de respuestas, el Gobierno pretende castigarnos una y otra vez.

Asoma por el horizonte otra nueva vuelta de tuerca, otro paquete de medidas que buscan saciar la sed insaciable de la Troika, de todos y cada uno de los agentes que controlan nuestra economía y que carecen del más mínimo control democrático. Como el cuadro de Goya, Europa devora a sus hijos empezando por los del sur. Y nosotros, como los niños que eran triturados por la máquina de picar carne en la famosa escena de la película The Wall, de Pink Floyd, nos dirigimos impasibles al matadero, aceptando como válidas las recetas que hasta ellos mismos asumen como insuficientes y contraproducentes.

Mientras todo esto ocurre, nuestro país se descose. Nadie sabe dar con la fórmula para frenar el desempleo. Sin trabajo, la gente se queda sin recursos, recursos que cada vez son más caros de lograr. La pobreza galopa desbocada, y las medidas del Gobierno se ceban, una y otra vez con los vulnerables, con los que menos tienen, con los que quedan desnudos contra la realidad brutal de la crisis. Los ricos, cada vez son más ricos, mientras que los pobres no dejan de caer en su agujero. La exclusión social es un problema en un país con 30.000 dólares de renta per cápita.

 Se pone en el punto de mira a los ciudadanos que hacen escraches, pero se omite que no hay peor escrache que dejar a una familia sin su casa. A todo esto, la escalda dialéctica no tiene fin. Una política salvaje ha de contrarrestarse con declaraciones igualmente salvajes. Y oímos que los desahuciados son especuladores inmobiliarios o que para no dejar de pagar una hipoteca es mejor no comer, que así es como se reconoce a un verdadero español. Las mujeres son perseguidas, y pretende anulársele la capacidad para decidir sobre su cuerpo. España es una pura involución en el marco de un escenario que sólo puede ir a peor.

Y los españoles de verdad, los que sufren los desmanes de un Gobierno polichinela, empiezan a tener como recurso o el cubo de la basura o salir fuera, eso sí, éstos últimos presa de un solemne espíritu aventurero que ahora, en términos de neolengua, se conoce como movilidad exterior. España no es la solución para nadie. Es un problema para muchas familias que han sido objeto de una gigantesca macro estafa que nadie supo ver, que nadie supo atajar, que nadie quiso solucionar. Pero ahora que se puede trazar un camino para encauzar los desmanes, lo único que hacemos es sancionar al estafado y ayudar al ladrón.

 Es necesario ofrecer soluciones. La ciudadanía, antes incrédula, ahora desesperada necesita ver que existen otras formas de enfrentarse a una situación tan dramática. Las instituciones deben aportar soluciones diferentes porque de nada sirve insistir por el mismo camino. Es ridículo enfrentarse a estos problemas con las ineficaces soluciones de siempre. Así, Andalucía pone dos decretos que, con todas las lecturas negativas que muchos, de manera interesada o no, puedan darles, suponen la posibilidad de dar la cara a la crisis con la gente y no contra ella. No somos capaces de averiguar el alcance que pueden tener estas dos medidas legislativas. Pero a tenor de la repercusión que han tenido y los comentarios que han despertado en la Derecha, quizás no sean malas soluciones, malas ideas.

 Apostemos por ese camino, seamos valientes. Es lo que a ciudadanía exige.

DIARIO PROGRESISTA