viernes, 18 de octubre de 2013

Ahora van a por los parados


JUEVES, 17 DE OCTUBRE DE 2013

MARTU GARROTE

 Desde que desgobierna España el Partido Popular, hemos aprendido que siguen a rajatabla la filosofía contenida en aquel poema que se atribuye a Bertolt Brecht, pero realmente no es de él sino de otro alemán Niemöller: "Primero vinieron a por los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista. Luego vinieron a por los judíos y no dije nada porque yo no era judío. Luego vinieron por los sindicalistas… Luego vinieron a por mí, pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada"

No sé si primero, pero desde luego, desde el principio, el Gobierno de Rajoy ha ido a por los funcionarios, no sólo congelándoles el sueldo cuando no bajándoselo, tampoco reduciendo su número a costa de no cubrir las jubilaciones o bajas, sino también criminalizándoles, acusándoles de trabajar poco, de disfrutar de bajas por enfermedad fraudulenta y de ser los responsables del tremendo déficit público de España.

Después, o a la vez, fueron a por los trabajadores por cuenta ajena, con una Reforma Laboral que les dejaba desprotegidos frente a los patrones, que les impedía luchar por sus derechos, por sus salarios, por la seguridad en sus condiciones de trabajo. Una contrarreforma laboral, más bien, que permite a un empresario despedir a trabajadores antiguos a precio de saldo y contratar en su lugar por la mitad a nuevos empleados hasta con un año de periodo de prueba.

No se olvidaron de los sindicalistas, también en su Reforma Laboral se eliminaba la fuerza de los Convenios Colectivos al eliminar la ultra eficacia de los mismos reduciendo con ello la capacidad de los representantes de los trabajadores, de los sindicalistas, de negociar mejoras para sus representados. Pero no se contentaron con eso, pusieron a trabajar a toda su maquinaria mediática para convencernos de que los sindicatos son nidos de golfos que viven de las subvenciones públicas y que no hacen nada por el bien común, algo tan alejado de la realidad que me resulta increíble que haya calado en unos españoles cada vez más desesperados y desconcertados.

Después pretendieron atajar el despilfarro en Sanidad y para ello criminalizaron a los enfermos, acusándoles de gastar mucho en medicamentos o tratamientos de rehabilitación o prótesis y por ello instauraron el copago en todo lo que necesitaban para hacer frente a su enfermedad con dignidad: transporte médico no urgente, sillas de ruedas, productos dietéticos para enfermos de cáncer… Pero no satisfechos con ello también nos subieron el precio de los medicamentos a todos y aprovecharon para sacar de la lista de aquellos que son cofinanciados por el Sistema Público de Salud de muchos de ellos. Y ya por último han tomado la cruel medida de cobrar parte del tratamiento en la farmacia hospitalaria, es decir, en medicamentos contra el cáncer o la diabetes.

Las mujeres fueron otro de sus principales objetivos llegando a acusarlas de ser las causantes del paro por su incorporación en el mercado de trabajo y de acabar con la familia como dios manda, como ellos la entienden. Han expulsado de los programas de reproducción asistida a las lesbianas y a las mujeres solas, las que no acuden del brazo y tutela de un varón. También han decidido que no están preparadas para decidir sobre su sexualidad, sobre su propio cuerpo y cómo y con quién lo disfrutan y mucho menos sobre su maternidad.

Cuando creíamos que no serían capaces fueron a por los pensionistas, algo que era sagrado en nuestro país, más aún desde los Pactos de Toledo. Han bajado las pensiones desde hoy mismo y para siempre al fijar una subida máxima de las pensiones de un 0,25% y no como venía siendo hasta ahora relacionada con el Índice de Precios al Consumo. Si unimos esto a la elevación de la edad de jubilación, la subida en los años que cuentan para el cálculo de la pensión final y de la cotización necesaria para alcanzarla, tenemos un futuro de ancianos pobres por delante.

Ahora le toca el turno a los parados. El viernes, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáez de Santamaría, mintió al asegurar que había 500.000 parados que defraudaban al cobrar la prestación o el subsidio de desempleo, cuando la cifra real de sancionados es de unos 5.300. La razón de este ataque tan cruel como gratuito no está en un error de la popular sino en una búsqueda intencionada de fijar un nuevo objetivo en los recortes austericidas de la derecha, los parados. Tienen en mente una reforma que reduzca tanto el tiempo como el importe de la prestación por desempleo, ya hay tambores de guerra que hablan de dos meses por cada año trabajado, en lugar de cuatro, como ahora, una reducción del 50% y con un máximo de doce meses y no dos años como en la actualidad.

Hasta ahora han hecho lo que han querido, han mermado los derechos de cada colectivo que se les ha antojado bajo la excusa del déficit, el control del gasto, la deuda y demás mantras de la derecha, pero lo cierto es que ninguna de sus reformas ha dado resultado: ni se ha reducido el paro sino que se ha incrementado en casi dos millones de españoles, ni se ha controlado el gasto sino todo lo contrario, la deuda pública está cercana al 100% del PIB, ni se ha incentivado la economía, ni el consumo interno, ni fluye el crédito, ni las familias reciben estímulo alguno, ni vemos la luz al final del túnel, ni tan siquiera un mísero brote verde se pongan como se ponga.

Hasta ahora digo, porque está en nuestra mano no seguir consintiendo, no desmoralizarnos y pensar que todo da igual, que todos son iguales, que no hay otra cosa que hacer y que nadie podría actuar de otra manera. Podemos pensar que tenemos una herramienta poderosísima en nuestras manos, el voto. La próxima vez no nos quedemos en casa, no pasemos de la democracia, no dejemos que otros tomen nuestras decisiones.

DIARIO PROGRESISTA