El blog del Profesor Navarro aconseja la lectura del artículo de
Alberto San Juan en El Periódico publicado el 24.11.12 sobre la situación
política en Catalunya y en España.
El 15 de noviembre de
1918, en un contexto europeo de fuertes movilizaciones obreras, Alfonso XIII
convoca a Francesc Cambó, lider de la formación conservadora y catalanista
Lliga regionalista y le dice: “Temo que venga un estallido revolucionario en
Catalunya, que los obreros se unan a los soldados (¿). Hay que dar la autonomía
a Catalunya inmediatamente (¿). Es preciso que usted vaya a Barcelona enseguida
para provocar un movimiento que distraiga a las masas de cualquier propósito
revolucionario”. Lo cuenta Cambó en sus memorias y lo recoge Joan Garcés en su
excelente libro “Soberanos e intervenidos”. Días después eran designados
dirigentes de todos los partidos políticos para formar una comisión redactora
de un estatuto de autonomía. Pablo Iglesias, entre otros socialistas, advirtió
a los republicanos catalanes de que si entraban en esa comisión desligaban a
Catalunya de la causa de la República (entendida como un proyecto social, de
izquierdas). Lluis Companys y otros líderes catalanistas de izquierdas se
negaron a formar parte de la comisión, entendiendo que, efectivamente, se trataba
de intercambiar autonomía a cambio de aceptar la monarquía y de postergar las
luchas populares por una sociedad más justa y democrática.
El 15 de junio de 1977,
en las primeras elecciones democráticas después de Franco, socialistas,
comunistas y catalanistas republicanos sumaron el 70% de los votos. El
presidente Suárez convocó a Josep Tarradellas, presidente de la Generalitat en
el exilio, y le ofreció la autonomía de Catalunya a cambio de liderar una
coalición política que respetara los límites previstos al desarrollo
democrático y social por las élites que guiaron la Transición. En esta ocasión,
a diferencia de la anterior, las siglas de izquierda sí entraron en el pacto.
¿No resulta
pavorosamente actual? En un momento en que se dan las condiciones para una
revuelta social (que ya ha empezado) en defensa de los derechos humanos básicos
(que están destruyendo las elites económicas y políticas), se desata la
discusión sobre la independencia de Catalunya y resulta que quienes ocupan
mayoritariamente la dialéctica son los nacionalistas catalanes de derechas y
los nacionalistas españoles (siempre de derechas). Me declaro absolutamente a
favor del derecho a la autodeterminación de todos los pueblos y el derecho a
celebrar un referendo sobre la independencia en Catalunya. Pero, si no hay un
proyecto de transformación social detrás del espíritu independentista, ¿tan
diferente será para un catalán dejar de ser explotado por españoles para seguir
siendo explotado por otros catalanes? Alguien de ERC dijo en las últimas
autonómicas: “Antes catalán que de izquierdas”. ¿Seguro?