DOMINGO, 18 DE NOVIEMBRE DE 2012 GUSTAVO VIDAL
El terrorista más sanguinario
(valga la redundancia) jamás podría soñar con matar tanto como las políticas
propugnadas por el PP
Los recortes en sanidad,
dependencia o pensiones, no solo generan un insoportable dolor físico y
psíquico en millones de ciudadanos honrados, sino que los abocan, sin más, a la
muerte. Desde ancianos y crónicos que abandonan sus tratamientos, dejan de recibir
atención sanitaria o reciben una de peor calidad que precipita su
fallecimiento, hasta trabajadores de bien que deciden suicidarse cuando van a
ser desahuciados.
Aunque, parece ser, Rouco Varela y la sin par
Ana Botella acostumbran a rezar mucho en estos casos.
Las armas homicidas de los terroristas
clásicos, la bomba y las balas de 9 mm parabellum, han sido sustituidas por el
Decreto Ley con la coartada de unas elecciones. Y digo coartada porque los
ciudadanos no les votaron para perpetrar las medidas de ajuste neoliberal.
Unas medidas que
nacieron del terrorismo de Estado
Conviene destacar que las medidas de corte
neoliberal, no comenzaron a imponerse de manera pacífica, sino mediante el
terrorismo… ¿quién iba a renunciar a su vida, salud y bienestar?
Para su progresiva implantación
fue necesaria la espantosa dictadura del cobarde general Augusto Pinochet,
junto a un colosal despliegue internacional de terrorismo de Estado bautizado
como “operación cóndor”. Mediante aquella “operación”, en muchos países del
cono sur se asesinó a quienes se oponían a la implantación de las políticas
económicas neoliberales.
Coches bomba, apuñalamientos o
tiros en la nuca, planificados y ordenados desde cancillerías y capitanías,
segaban la existencia de miles de ciudadanos que se atrevían a resistir la
entrega del país y sus derechos a compañías multinacionales, generales
barrigudos y políticos corruptos.
Y estas medidas son las que enriquecen hoy a
empresarios y banqueros sin alma, las mismas ante las que babean personajillos
como la condesa Aguirre, Rajoy y otras heces sociales de la banca, gran empresa
y caverna mediática.
Terrorismo de Estado mediante Decreto Ley
En toda nación donde se han aplicado las
medidas neoliberales, es decir los recortes en dependencia, salud, educación,
pensiones, sanidad, en todas, repito, en todas… docenas, cientos y hasta
millones de ciudadanos han recibido prematuramente la visita de la muerte.
Como asegura el profesor Torres, España no va
a ser una excepción. Las medidas de ajuste de Rajoy matarán a miles de
ciudadanos. Ahora, por fin, comienzan a divulgarse los suicidios de gente
honrada ante las leyes draconianas a favor de la banca en materia de
desahucios.
Pero desconocemos las cifras aterradoras de
ancianos, crónicos, enfermos, dependientes, que engrosaran las estadísticas de
los tanatorios por recibir una sanidad pendiente de la cuenta de resultados,
por no poder costear sus medicinas, por privarse de la calefacción en invierno…
serán las víctimas ocultas de los dogmas neoliberales, tan falsos como
asesinos. Pero, eso sí, confeccionados a la milimétrica medida de los intereses
bancarios y especuladores.
¡Y qué decir de los ciudadanos
que se abisman en el alcohol o la droga para combatir la angustia de los
despidos, la ruina, la ausencia de futuro!, ¡qué decir de tantos hombres y
mujeres que deambulan como zombies con la sangre anegada de antidepresivos o
ansiolíticos a causa de las medidas que Rajoy y sus ministros celebran entre
risotadas y trajes caros!
El neoliberalismo es vulgar crimen organizado
Aunque las medidas neoliberales han conseguido
ganar, de momento, la guerra, albergo la convicción de que algún día serán
repudiadas y calificadas como lo que son: crímenes contra la Humanidad.
Posiblemente no lo veré. Pero nada anhelaría más que contemplar ese momento.
Y este crimen lo perpetran los
especuladores—como bien enseñan los profesores Torres y Navarro—cuando inflan
artificiosamente los intereses.
Así, abocan a cada Estado hacia deudas
innecesarias, falsas, artificiales, pero que arruinan sus economías y por ende
las vidas de sus habitantes.
A su vez, los recortes, bajo el pretexto de
las crisis, no cumplen otra función que entregar la salud, la educación, las
pensiones y la vida de la mayoría a manos privadas. Esas manos sucias y
podridas de codicia han visto secarse el momio de la construcción y las grandes
obras públicas. Son incapaces de generar riqueza, de innovar. Pero quieren
seguir manteniendo su lujoso tren de vida.
Y lo mantienen saqueando los
servicios públicos de educación de los jóvenes, la salud de la población, el
futuro de la mayoría. Su codicia y maldad troncha las ilusiones más legítimas,
frena el desarrollo social, agosta la cultura y la ciencia, amarga y tiñe de
negro los últimos días de millones de ancianos. Todo acaba en la fosa séptica
de los paraísos fiscales, la corrupción y la avaricia. Os maldigo. Os maldigo
con todas las fibras de mi alma, y juro que si algún día la sociedad se
convulsiona acudiré implacable y en persona a por vosotros.
¿Y qué decir de los banqueros? Tras
provocar la crisis y desviar la culpa a la política, cargan sus costes sobre
las costillas de la gente honrada.
Quienes perpetran políticas de derechas, sean
del partido que sean, permiten estos desmanes y dejan indefensos a los
ciudadanos ante la voracidad de banca, grandes empresarios, especuladores...
Son conscientes de su inicuo
proceder. Por eso pretenden arrancar de raíz las nuevas formas de protesta. Ahí
tenemos el proyecto de nuevo Código Penal elaborado para reprimir las protestas
ciudadanas mientras se extiende la alfombra roja a los defraudadores y se
indulta a políticos condenados por corrupción…¿cuántos indultados por
corrupción van ya, señor Ruíz Gallardón? Nada extraño cuando la cartera de
“Justicia” la ocupa vd, el yerno del presidente de la fundación Francisco
Franco. ¿Alguien entendería una fundación Adolfo Hitler en Alemania?
Un genocidio silencioso con responsables
Esta gigantesca maniobra de
muerte no podría haberse desplegado sin planificar una deuda tan colosal como
innecesaria.
Esta deuda no existiría si el Banco Central
Europeo hubiese prestado dinero directamente a los Estados. Pero en Europa el
BC presta ese dinero a bajo interés a los bancos privados quienes, a su vez, lo
prestan a los Estados elevando los intereses.
De esta manera, miles de millones
de euros acaban en el bolsillos de banqueros sin razón ni mérito alguno. Y son
los ciudadanos trabajadores, honrados y de bien, quienes pagan con su vida, su
salud y su sangre, esta orgía de codicia.
Cuando afirmo que el PP, a través de sus
políticas, mata más que la ETA y Al Queda no me refiero, obviamente, a que
directamente arrojen a las gentes desde las ventanas cuando van a ser
desahuciados. Tampoco expreso que retiren materialmente las medicinas de los
ancianos y crónicos o que clausuren personalmente las consultas médicas.
Pero, trágicamente, sí elaboran las leyes que
arrastran y arrastrarán a miles de ciudadanos hacia la desesperación, el dolor
y la muerte. Y en un mundo donde existiera una justicia avanzada deberían de
ser juzgados. Del mismo modo que fueron enjuiciados quienes ordenaron construir
los campos de exterminio nazi, y no solo los operarios que materialmente abrían
la espita del gas tóxico.
Los ciudadanos que clamamos por la justicia
jamás debemos callar. Debemos gritarles alto y fuerte, sin temor ni reserva
mental, que sus manos gotean sangre inocente, que sus decisiones a favor de
bancos y grandes empresas matan más que el terrorista más sanguinario, que
sobre ellos recae la responsabilidad del dolor, la angustia, el sufrimiento y
la muerte de millares y millares de inocentes.
DIARIO PROGRESISTA