VOCAL DE EDUCACIÓN DE SEGOENTIENDE
MIÉRCOLES, 11 DE SEPTIEMBRE DE 2013
DIARIO PROGRESISTA
Gema Segoviano, vocal del Área
de Educación de Segoentiende, Colectivo LGTBH de Segovia ha respondido a la
pastoral del obispo de Segovia, Ángel Rubio. En dicha pastoral pedía
"compasión" para las personas que "padecen" homosexualidad.
Reproducimos a continuación la carta de la activista segoviana, aparecida en el
Zoquejo.com
Gema Segoviano responde a las declaraciones homófobas del Obispo de
Segovia en una Carta Abierta
"Estimado Sr.:
He leído las declaraciones que
realiza en el periódico, en donde hace referencia a la homosexualidad, y más en
concreto a las personas homosexuales. Según usted, estas personas merecen
compasión, es decir, lástima, tal y como aparece el significado aportado por el
diccionario. Para que una persona merezca esa lástima, se deben cumplir una
serie de requisitos, entre los que usted considera que están los de padecer una
enfermedad. Para empezar, la homosexualidad ya no es considerada una enfermedad
por la O.M.S. (la Organización Mundial de la Salud), y ni siquiera por la
Organización de Psiquiatría de Estados Unidos. No obstante, lo que sí se
mantiene como patología y muy dañina para la sociedad es la Pederastia, de la
que no hace mucho ha aparecido un caso dentro de las filas de la Alta Jerarquía
Vaticana. No me voy a extender con el tipo de trato que las personas pederastas
y sus víctimas han tenido por parte de la Iglesia Católica, ya que para eso
están las hemerotecas y la memoria de la sociedad. Lo que sí quisiera dejar
claro, es que la pederastia es ejercida por un adulto coaccionando la libertad
de un menor, y este menor puede ser niño o niña, ya que parece que está muy
extendida la idea dentro del ámbito jerárquico de la Iglesia de asociar
homosexualidad masculina a pederastia.
El hecho de la pederastia sí que es una ruptura con la castidad, que es
otro de los temas que usted comenta con respecto a la homosexualidad. Según se
recoge en el Catecismo de la Iglesia Católica “la castidad significa la integración
lograda de la sexualidad en la persona, y por ello en la unidad interior del
ser humano en su ser corporal y espiritual”. Igualmente se recoge que” esta
unidad… no tolera ni la doble vida ni el doble lenguaje” También se comenta en
diferentes párrafos, que “está asociada a la virtud de la templanza”, que se
trata “del dominio de uno mismo”, y entre las denominadas ofensas a la
castidad, se enumeran “la lujuria, la masturbación, la fornicación, la
pornografía, la prostitución y la violación”. Visto lo cual, no solo las
personas homosexuales caerían dentro del grupo a los que hay que tener
compasión, ya que empezando por la juventud y siguiendo por las infidelidades,
hay demasiadas personas que atentarían contra la castidad. Un poco más
adelante, en el apartado en el que se trata de la homosexualidad se detalla “se
evitará, respecto a ellos [las personas homosexuales] todo signo de
discriminación injusta”.
Ante este último enunciado, una no puede dejar de recordar aquellas
manifestaciones en las que la Jerarquía se posicionaba en contra del matrimonio
entre personas del mismo sexo. Le recuerdo, que el matrimonio está recogido en
el Código Civil del Estado Español, y que tan solo gracias a los acuerdos
firmados por este Estado y el Estado Vaticano, la ceremonia realizada según la
liturgia y el ritual católico se validan para la vida civil. Esta situación no
la han logrado las personas que se encuentran en la Iglesia ortodoxa, o en las
diferentes ramas de la Iglesia Luterana y de la Iglesia Evangélica, lo cual ya
supone un cierto trato de favor. Pero siguiendo con las no discriminaciones en
el mundo civil, resulta que la Jerarquía sigue rechazando la posibilidad de que
las personas homosexuales puedan formar una situación amorosa duradera, de
fidelidad, de respeto y crecimiento mutuo, y además “abierta a la acogida y al
sacrificio”, como se especifica en los valores de aquellos matrimonios
católicos que no han tenido hijos biológicos.
Las personas homosexuales no son todas del mundo del espectáculo, no
acuden a los llamados “cuartos oscuros” (por cierto, España tiene el mayor
número de prostíbulos de Europa), no están todo el tiempo cambiando de parejas,
no son personas al margen de la Ley ni parásitos de la sociedad que no
trabajen, como se pretendía en la Ley de Vagos y Maleantes, sino que pagan sus
impuestos (esos de los que la Iglesia Católica se financia) y además ocupan
cargos de respetabilidad en esta sociedad (jueces, médicos, ejército, policía y
guardia civil, profesores) o desempeñan tareas diarias (panaderos,
electricistas, fontaneros, administrativos). No son personas al margen de la
sociedad, sino que viven en ella y muchos han sufrido porque esa sociedad,
siguiendo directrices de homofobia marcadas por la Jerarquía católica les han
hecho la vida imposible, teniendo que recurrir a la emigración, a no mantener
el contacto familiar, y en casos extremos al suicidio. Tanto es así, del
sufrimiento de estas personas, que ahora en Rusia se producen apaleamientos,
torturas hacia las personas homosexuales, y en ningún momento se ha oído la voz
del Papa pidiendo que terminasen los acosos hacia estas personas.
¿Esto último es lo que
le produce compasión?
A mi más bien me produce indignación y si entre los valores que la
Jerarquía pretende defender están la Justicia Social, ahora sería un buen
momento para alzar la voz y pedir que parasen estas amenazas, insultos y
agresiones no solo en Rusia, sino a nivel más próximo, en los colegios e
institutos donde se forma a la juventud, para que no haya que lamentar más
suicidios, ni jóvenes con las vidas marcadas por un acceso de homofobia debido
al desconocimiento de la realidad afectiva de las personas homosexuales.
En espera de que estas palabras le hagan reflexionar, me despido de
usted hasta la próxima epístola"
DIARIO PROGRESISTA