Sábado, 13 de Julio de 2013 08:58
Cándido Marquesán Millán
Son conocidas las penalidades que estamos sufriendo la gran mayoría de
los españoles, con 6 millones de parados, pensiones congeladas y recortadas con
copagos y sobre las que muy pronto se aprobará una reforma brutal siguiendo las
directrices de un Comité de Sabios; con sueldos miserables, que todavía serán
rebajados y casi 2 millones de trabajadores sin convenio por la susodicha
Reforma Laboral de la que se enorgullecen los gobernantes del PP; con más de
tres millones en la pobreza absoluta; con cientos de miles sin recibir la
asistencia de la dependencia a la que tienen derecho; con muchos miles de
niños, cuya única comida es la que reciben en el colegio; cientos de miles de
ancianos que han sido expoliados con los productos financieros de las
“preferentes”, mientras las autoridades
del Banco de España solo estaban ocupados y preocupados por la moderación salarial;
con millares de personas desahuciadas de su vivienda y que quedan encadenadas a
una deuda a perpetuidad…
Con toda esta situación sangrante, nuestros gobernantes nos acaban de
obsequiar con una inmediata y despiadada subida del recibo de la luz, que es un
artículo de primera necesidad, dando muestras de unos comportamientos
desalmados e inhumanos. De verdad, no puedo entender tal nivel de crueldad. No
sé si son conscientes de que la capacidad de aguante de una sociedad tiene un
límite.
Cada vez estoy más convencido de que las palabras de Susan George son
ciertas “creo que los griegos y los españoles son como ratas de laboratorio
para ver qué nivel de castigo y sufrimiento puede ser aceptado por esta
sociedad sin que la gente se rebele. Eso puede alentar al fascismo”. Están
jugando con fuego. Deberían ser conscientes de que se está acumulando mucho material inflamable, que
puede explotar en cualquier momento. Los grandes incendios se inician con un simple
chispazo.
Hecha la advertencia a
nuestras élites políticas, quiero detenerme con más detalle en presentar alguna
consideración sobre la subida del recibo de la luz que se incrementará el 3,2%
en los próximos días. Me parece muy oportuno recordar la noticia de inicios de
este año por la que el presidente boliviano Evo Morales nacionalizó cuatro
filiales de Iberdrola, en concreto dos de las principales distribuidoras de
electricidad en La Paz, 'Electropaz', y en Oruro, 'Elfeo', además de una
empresa de servicios y una gestora de inversiones. Como no podía ser de otra
manera fue fuertemente criticado por el gobierno de Rajoy y por la gran mayoría
de los medios de comunicación españoles.
Era un indio. Lo que callaron, y
no por desconocimiento, es que en La Paz, la tarifa eléctrica urbana en promedio
era de 0,63 bolivianos (0,09 dólares) por kilovatios/hora, mientras que en el
área rural era de 1,59 bolivianos (0,23 dólares). Según el mismo Evo
"Habían hablado con la empresa para que igualase la factura a todos, que
asumiera su responsabilidad social llevando el tendido eléctrico a todos los
lugares. “Cuatro meses de negociación sin resultado", "Y como no
quiso buscar esta equidad, igualdad en el consumo de energía eléctrica, nos
hemos visto obligados a nacionalizar”.
Señaló que se decidió expropiar porque según la constitución promulgada
en 2009 “los servicios básicos de agua potable, alcantarillado, electricidad,
gas domiciliario, postal y telecomunicaciones "son un derecho humano“ y su
provisión debe responder a los criterios de universalidad, responsabilidad,
accesibilidad, continuidad, calidad, eficiencia, eficacia, tarifas equitativas
y cobertura necesaria; con participación y control social, y un derecho humano
no puede ser negocio privado". "Esta nacionalización está orientada
justamente para buscar la igualdad y acabar con la extrema pobreza". Por
ende, tal decisión es además de ética, impecable desde el punto de vista
jurídico. No hace otra cosa que exigir el cumplimiento constitucional. Como en
nuestra querida España.
Por lo visto, para
Iberdrola estas peticiones del gobierno de Evo eran inasumibles cuando su
presidente Ignacio Sánchez Galán, ganó 17 millones en 2008 entre sueldos y
gratificaciones. ¡Vaya ejemplo de solidaridad! Lo que no quita que al mismo
tiempo en su página web, aparezca en lugar relevante su participación en la
Campaña de UNICEF “Cumpledías contra la malnutrición infantil”. Vaya ejercicio
de hipocresía.
Por otra parte, existe una gran diferencia entre un gobernante que
nacionaliza un servicio básico para rebajar la factura de la luz y beneficiar a
la ciudadanía, y otro que permite una subida de más del 3% para todos los
españoles. Con el nivel de sufrimiento que está acumulando la sociedad
española, sorprende la insensibilidad social de un gobierno que permite tal injusticia.
En el artículo de Jesús Mota, titulado
El yugo de la tarifa eléctrica, que deberíamos leer todos los españoles
preocupados por la cosa pública y el que no lo esté, aunque solo fuera por su
bolsillo, se indica que el sistema que regula las subidas del recibo de la
electricidad en España es pieza básica la subasta CESUR (la subasta de Compra
de Energía para el Suministro de Último Recurso, tótem inapelable que determina
cuánto pagan los comercializadores por la electricidad y, en consecuencia, los
ciudadanos de a pie), que no es sino una convención de empresas que juegan a
subirse los precios durante las fechas y plazos prefijados para calcular el
precio final. No es una subasta, a la que acuden productores por una parte y
compradores por otra, sino que las propias empresas y sus filiales compran,
venden y encharcan los precios hasta modular a conveniencia las subidas.
Algo parecido a la ruleta de la fortuna en el Far West que el mañoso
crupier frenaba o aceleraba mediante un mecanismo pedestre para desplumar a los
incautos. La responsabilidad política de este desaguisado energético post PP
(que fue quien lo creó) tiene nombres., José Montilla, Joan Clos y Miguel
Sebastián, y ahora José Manuel Soria, ministros del ramo, sin interés, sin
capacidad o sin poder político para reformar el mercado eléctrico.
Mas el expolio no sólo es en la factura eléctrica, también es en los
25.000 millones que el Estado “debe” a las eléctricas, lo que supone deuda
pública, que hay que financiarla y pagarla todos los españoles, con los
consiguientes recortes sociales. Esta cuestión daría juego para otro artículo.
Mas, lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Seguirá todo
igual. Veámoslo. “Prestigiosos” políticos forman parte como consejeros o
asesores, con remuneraciones suculentas, de los consejos de administración de
las grandes empresas eléctricas. Ángel Acebes es consejero de Iberdrola, y
durante el primer semestre del 2012, por el trabajo de dos meses, periodo en
que se celebraron dos consejos de administración y una junta general de
accionistas, percibió 145.000 euros.
Iberdrola Ingeniería
fichó como consejero al marido de Cospedal, Ignacio López del Hierro. Endesa a
Miquel Roca Junyent. Gas Natural y Endesa a Felipe González y José María Aznar
por lo que cobrarán respectivamente 126.500 euros al año, y 200.000. Estos
casos son un ejemplo del efecto “puertas giratorias”: el trasvase permanente
del mundo de la alta política al de la alta empresa y viceversa.
Muchos políticos mientras están en activo, aprovechan sus contactos con
el mundo empresarial, para prepararse unas buenas colocaciones para el futuro.
Así se entiende que los gobiernos de turno estén al servicio incondicional de
los jefes de las eléctricas, bancos o grandes empresas. Y luego todos estos
caballeros van alardeando de patriotismo, y además nos exigen sacrificios al
resto de los españoles para salir de la crisis. Nos piden estos sacrificios
estos caballeros que han pretendido darnos lecciones de patriotismo, que además
de esquilmar presuntamente los dineros públicos, se los llevan a los paraísos
fiscales.
Son los mismos que nos acusaron de antipatriotas por secundar una
huelga contra una reforma laboral abusiva. ¡Vaya patriotismo! Para estos,
patriotismo es sinónimo de patrimonio. Como también el envolverse en la bandera
y besarla con pasión, el festejar la fiesta del 12 de octubre --sin saber qué
se celebra, si es la Fiesta de la Hispanidad, la de la Raza, de España, de la
Virgen del Pilar--, el presenciar desfiles militares, o descorchar botellas de
champán con el triunfo de la Roja. Este es un patriotismo muy pobre. Ser
patriota es otra cosa. Es poner lo público por delante de lo privado. Es querer
lo mejor para tu país y tus conciudadanos, lo que se consigue entre otras cosas
pagando los impuestos. Así se empieza a ser patriota.
Para Maurizio Viroli
"patriotismo" es la capacidad de los ciudadanos de comprometerse en
la defensa de las libertades y de los derechos de las personas. Es querer que
ningún ciudadano, ninguna ciudadana quede expuesto a la miseria ni abandonado a
su suerte en tiempos de desventura; que todos tengan exactamente los mismos
derechos, los mismos deberes y las mismas libertades y oportunidades, de
verdad, sea cual sea su cuna o su sexo; que cada persona esté protegida en sus
necesidades elementales; que todo el mundo adquiera tanta cultura, tanta
educación y tanta formación como sea posible, para vivir mejor, para ser útiles
y para ser difíciles de manipular y someter; que la justicia sea igual para
todos, y que las cargas y alivios sociales sean escrupulosamente proporcionales
a las posibilidades de cada cual; y que, en caso de duda, nos pongamos siempre
de parte de los débiles. Este es el verdadero patriotismo.
También es muy
apropiada la definición de patriotismo expresada por Samuel Johnson en El
Patriota. Discurso a los electores de Gran Bretaña en el año 1774. “Patriota es
el hombre cuya conducta pública está sometida a un principio único: el amor por
su país; quien, en su actividad parlamentaria no alberga esperanzas o temores
personales ni aguarda favores o agravios, sino que todo lo somete al interés
común”. “Patriota es quien siempre está dispuesto a apoyar causas justas y
alentar esperanzas razonables en el pueblo, recordándole sin tregua sus
derechos y animándoles a reconocer y prevenir sus abusos”. “El patriota es
consciente de haber sido elegido para promover el bien público y defender a sus
electores, junto con el resto de sus compatriotas, no sólo del daño que otros
puedan infligirle, sino del que pudieran hacerse a sí mismos”: Por todo lo expuesto está claro que estamos
en manos de patriotas de postín.
EXTREMADURA PROGRESISTA