Sábado, 20 de Julio de 2013
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JBMA
En otras épocas, las masas hacían
acto de presencia. España fue tierras de grandes revueltas populares a lo largo
del siglo XIX y durante el primer tercio del siglo pasado. Otro tanto sucedió
con mayor o menor intensidad en otros países europeos, como ha descrito el
hispanista estadounidense Stanley Payne (Texas, 1934) en su libro “La Europa
revolucionaria”.“Hemos llegado al límite”. “Esto está a punto de estallar”.
“Hay que tomar la calle”. Son algunas de las expresiones que acompañan las
malas noticias económicas y los últimos escándalos políticos. Sin embargo, los
años se suceden y da la impresión de que el hastío generalizado no pasa de las
meras palabras.
En un momento en donde la
injusticia y los abusos parecen ser más patentes que nunca, la población
soporta estos contratiempos. ¿Qué nos ha cambiado? ¿Es que no somos los mismos
españoles de siempre? Se lo preguntamos a uno de los mejores conocedores de la
Historia de España en el último siglo.
La gente se pregunta
por qué no estalla una revolución social, como pasó en nuestro país a
principios del siglo XX.
Porque estamos en un época muy
diferente de aquélla. Entre los siglos XIX y XX acontecieron en poco tiempo
grandes cambios políticos, sociales, demográficos y tecnológicos. Al juntarse
todos ellos terminaron revolucionando los ánimos de las masas.
Ahora también hay grandes avances
tecnológicos...
Pero no han sido tan fuertes como
para movilizar a una sociedad en la misma medida que lo hicieron las grandes
rotativas, la radio o el telégrafo. Los grandes cambios tecnológicos conocidos
desde la muerte de Franco más bien han conseguido atomizar a los españoles. La
implantación del Estado del Bienestar también ha anestesiado a la sociedad, al
igual que ha ocurrido en otros países desarrollados.
Pero... ¿acaso no vemos
ahora un gran descontento social?
Por supuesto que lo hay, y mucho.
Pero pasar del descontento a la rebelión implica atravesar un trecho largo y
complicado. En España, además, el Poder está en manos de una estructura
partitocrática dominada por cuadros políticos, los cuales dificultan cualquier
solución a las reivindicaciones ciudadanas.
El magnate y ex primer ministro
italiano Silvio Berlusconi
¿Cómo evitar la
partitocracia sin caer en una especie de caudillismo “a la italiana” lleno de
“berlusconis” y “beppes grillos”?
Fortaleciendo la sociedad civil,
con ciudadanos bien informados y gran sentido de responsabilidad. Esto no es
nada fácil. Italia lo intentó con la “revolución de los jueces” a principio de
los 90. Pero luego reconstruyó el sistema de partidos con los mismos fallos y
defectos del antiguo sistema.
¿Y por qué es tan
difícil?
Porque la sociedad española está
anestesiada por anti-valores que desmovilizan a la gente: la telebasura, los
deportes, el hedonismo, el consumismo... Con una ciudadanía absorbida por estas
realidades resulta muy complicado que surja una movilización para mejorar las
estructuras políticas. El horizonte vital de la mayor parte de la gente
consiste en disfrutar de la mejor forma posible. El español medio se ha
convertido en un ser anestesiado y con pocas ambiciones trascendentales.
EL "BUENISMO", LA IDEOLOGÍA MODERNA QUE PROMUEVE EL
CONFORMISMO
El presidente de Metroscopia nos
decía (ver entrevista) que el español es menos apasionado de lo que se piensa.
¿Está de acuerdo?
Sí, es cierto. Es algo que
también sorprende a muchos extranjeros que visitan España. Tienen la imagen del
español exaltado de hace cien años y de la Guerra Civil. Pero aquello se acabó.
La cultura se ha transformado. El español medio actual es un ser sosegado. No
pide demasiado; pide algo, pero no mucho. Es modesto en sus apetitos. Acepta lo
que tiene y trata de disfrutar lo mejor que pueda.
¿Y las ideologías? En España actuaron como palancas de los grandes
movimientos sociales.
Ahora no hay ideologías nuevas
que puedan actuar como palancas de la sociedad. Si acaso, en España se ha
impuesto el “buenismo”, lo políticamente correcto. Pero este “buenismo” no
busca azuzar grandes revueltas, sino al revés. El buenismo está en contra de
las revueltas. Pretende dominar la sociedad, pero promoviendo conformismo, no
revueltas.
¿Un cambio del sistema
electoral puede servir cambiar las cosas?
No totalmente, pero sí sería un
primer caso. Las listas abiertas acortarían las distancias entre votante y
diputado, además de aumentar el pluralismo político. Ahora el diputado está
pendiente de lo que opina el líder que le coloca en las listas, no del
ciudadano que le vota.
"El PSOE ha optado por la
revolución cultural para poder diferenciarse el PP", afirma el hispanista
Stanley Payne
"LOS REVOLUCIONARIOS DE HOY NO QUIEREN CAMBIAR ESTRUCTURAS
POLÍTICAS, SINO LA IDENTIDAD INDIVIDUAL"
Parece que la diferencia entre
izquierda y derecha se ha difuminado. Es una crítica que hacen a PP y PSOE.
Es misma crítica se escuchaba
también en la época de la Restauración borbónica, referida al Partido
Conservador y al Partido Liberal. El PP y el PSOE se diferencian por el papel
que cada uno atribuye al Estado en la economía. El PP quiere que intervenga
poco y el PSOE lo contrario. El problema de estos años de crisis es que ni uno
ni otro tienen margen de maniobra para cambiar la política económica. Como el
PSOE necesita diferenciarse del PP (y no puede hacerlo por la parte económica)
se ha volcado de lleno sobre la revolución cultural.
¿A qué revolución
cultural se refiere?
A cosas como la ideología de
género, el ecologismo, el lobby gay, la hostilidad contra la Iglesia... es
decir: en todo lo que sea incidir en un estilo de vida alternativo al
tradicional y cosas así...España se ha convertido en un país de clase
postmodernista. Los radicalismos políticos casi se han extinguido totalmente.
Han sido sustituidos por expresiones de la revolución cultural, pero sin
capacidad de movilizar a las masas.
Esto me recuerda a lo que decía
un político socialista con cierta sorna: “Debemos darle caña a la Iglesia porque es lo único que nos queda de
rojos”.
Efectivamente, la expresión del
nuevo radicalismo occidental es de tipo cultural. Al contrario de los antiguos
revolucionarios políticos, estos nuevos revolucionarios culturales no pretenden
cambiar las estructuras políticas, sino la identidad individual.
La indignación popular contra la
clase política es patente, pero a diferencia de otras épocas, la mayoría de los
españoles no salen a la calle para manifestar su repulsa .
¿Dónde han quedado las
grandes masas populares que provocaban cambios políticos como la revolución
rusa o la llegada de la II República española?
Han desaparecido totalmente o se
han reducido a la mínima expresión. El movimiento social más importante de la
España del siglo XX fue el anarquismo. Ya casi murió. Tampoco existe en Europa,
a excepción de Grecia, donde aún queda cierta vida anarquista con capacidad de
radicalizar las revueltas de las calles.
"LOS PAÍSES ÁRABES TIENDEN AL DESPOTISMO POR LA AUSENCIA DE
SOCIEDAD CIVIL"
Las sociedades islámicas parecen
estar despertando. ¿Por qué no también las occidentales?
Es un problema muy distinto. Lo
que está ocurriendo en los países árabes (no me refiero a los islámicos en
general, sino a los árabes en particular) es una reacción contra el despotismo,
que es el sistema político natural al que tienden estos países.
¿Por qué?
Porque en ellos apenas existe
sociedad civil, ni educación cívica o política. Cuando eliminan el despotismo,
los países árabes tienden a la fragmentación. Y entonces se imponen los
islamistas, porque tienen un mensaje que la gente entiende fácilmente. Pero
este mensaje es difícilmente compatible con el concepto de sociedad civil tal y
como lo entendemos en Occidente.
¿Podrá Europa integrar
la inmigración musulmana?
Supone un desafío enorme. Europa
nunca aceptará costumbres islámicas como la sharía. Los musulmanes tendrán que
vivir bajo las mismas leyes de cada país y, en parte, bajo la misma cultura. El
multiculturalismo no existe. Cada país tiene una cultura cívica única y todos
los ciudadanos deben aceptarla.
EXTREMADURA PROGRESISTA