Domingo, 03 de Marzo de 2013
09:04
EP/Ag
Las calles están repletas de estos anuncios, a
lo largo y ancho de la geografía española. Solo en 2012 se disolvieron 22.568
empresas, un 14% más que el año anterior y el peor dato desde el inicio de la
crisis, según el índice de Sociedades Mercantiles publicado por el Instituto
Nacional de Estadística (INE).¿Por qué? La crisis no puede obviarse, pero
también es cierto que algunos cierres podrían evitarse si se tomaran medidas
nada más detectar las primeras señales de que algo no funciona. Aunque no siempre
es fácil distinguirlos, en el presente artículo de Eroski Consumer se intenta
desvelar algunos signos que indican que el negocio no marcha, como un
inventario que no se vende, pedidos distanciados o que los deudores retrasen
sus pagos.
Algunos signos de alerta de que un
negocio no funciona bien
Aunque la crisis influye, no
todos los males vienen de fuera, por lo que hay que prestar atención a los
problemas internos del negocio En España, la tasa de empresas que cierran es
muy elevada. Tras cinco años, apenas la mitad de negocios logra sobrevivir y
cada año bajan la persiana tantos como la suben. De las 22.568 sociedades
disueltas en 2012, el 70% lo hizo de forma voluntaria, mientras que 2.021
fueron fusionadas y 4.682 desaparecieron por otras causas.
Como señala Oriol Amat,
catedrático de la Universitat Pompeu Fabra, hay una elevada correlación entre
la marcha general de la economía y la evolución de los resultados de las
empresas. Pero también es cierto que hay que adaptarse a la evolución de la
economía y, además, tener en cuenta la vital importancia de los problemas
internos de un negocio.
Sin embargo, no siempre es fácil
darse cuenta de que ciertos signos (internos o externos) son alarmantes y el
presagio de que las cosas van de mal en peor. A continuación se exponen algunas
de las señales más claras para detectar que un negocio puede estar acercándose
a la quiebra.
1. Falta de liquidez
Uno de los signos que anuncian
con más claridad que algo no funciona como debería son las pérdidas continuadas
y la falta de liquidez. En numerosos casos, antes de abrir la empresa, su
propietario ha acumulado ahorros que piensa invertir.
Pero son pocos quienes de verdad
exploran a conciencia la cantidad de capital que necesitan para su negocio,
pues gastan la mayor parte del capital en el momento de abrir la empresa y se
quedan sin reservas para los gastos futuros.
La falta de liquidez se origina
porque no hay sincronización entre el efectivo que sale de la empresa y el que
entra. Para evitarlo, en parte conviene no haber invertido todo el capital,
sino mantener una parte sustancial para cuando sea necesario. Y, por supuesto,
es imprescindable no agotar la totalidad del crédito disponible del negocio, ya
que se debe tener algo para cuando haya alguna circunstancia.
2. Clientes
distanciados
Si los clientes están más
distanciados, no realizan visitas tan frecuentes ni las relaciones son fluidas,
algo puede estar empezando a fallar. Además, si conocen con todo lujo de
detalles los productos que ofrece la competencia, la señal se hace más evidente
y preocupante.
Esto puede deberse a no saber
cuidar al cliente, a una mala elección del personal, etc. Para que un negocio o
empresa marche bien, el capital humano es esencial: un mal empleado puede
arruinar un negocio. Es vital no perder de vista a la clientela y conocer sus
gustos a la perfección. Si no se entienden las necesidades de los clientes, no
se pueden aportar respuestas específicas para resolver lo que buscan.
3. Pedidos menos
frecuentes
Se puede ver "las orejas al
lobo" cuando una compañía recibe la petición de menos cantidades o de
menos productos. O bien, si se distancia el tiempo entre un pedido y otro. Todo
ello redunda en una reducción final de pedidos.
4. Negativa de entregas
a crédito
Si los proveedores se niegan a
recibir el pago a crédito o piden tener su saldo pagado de manera inmediata,
hay que preocuparse. O, al menos, estar alerta, ya que esta actitud puede
apuntar que piensan que el negocio va mal o incluso que quebrará.
5. Hay cada vez más
reclamaciones o quejas
Una mala gestión se ve reflejada
en la satisfacción del cliente. Cuando las reclamaciones y quejas se multiplican,
el negocio no funciona del todo bien. Este aumento no solo puede señalar que se
hagan las cosas mal por problemas internos de la compañía; también es un
indicador de que se considera que la empresa puede llegar a su fin, y se
aprovecha ese momento para aumentar la presión y hostilidad hacia lo que se
considera ya fracasado.
6. El inventario se
acumula
Un inventario engrosado puede
significar que las ventas han caído de manera drástica, y es un signo
inequívoco de una pobre situación financiera.
Los propietarios de un negocio se
preocupan con frecuencia de tener suficientes productos en stock, pero lo
importante es contar con existencias de lo adecuado, de lo que satisface al
consumidor. Si el inventario no refleja el gusto o las necesidades del mercado,
nunca se venderá y supondrá pérdidas para la empresa.
7. Los deudores tardan
en pagar
Si se tiene que esperar mucho
para que quienes deben dinero a la empresa paguen, puede significar que la
compañía se está hundiendo. Los deudores se retrasan, con la esperanza de que
el negocio quiebre antes del vencimiento de sus deudas.
8. Mal clima laboral:
el "no" como primera respuesta
Los empleados detectan, incluso
de manera inconsciente, que algo va mal. Nervios, desavenencias cada vez
mayores, baja respuesta y desmotivación, etc. Todo ello es una muestra clara de
que las cosas no siguen el camino que deberían.
Proporcionar formación a los
trabajadores, delegar responsabilidades en los empleados o hacerles sentir
partícipes del proyecto puede hacer reflotar un negocio.
9. Auditoría por
profesionales externos
En el caso de medianas y grandes
empresas, es uno de los peores síntomas. Las visitas de abogados, contadores y
auditores puede ser una señal de una muerte inminente.
EXTREMADURA PROGRESISTA