Sábado, 23 de Febrero de 2013
08:55
Tomás Martín Tamayo
¿Y si los papeles de Bárcenas fueran veraces?
García Margallo, ministro de Asuntos Exteriores, apenas miró a la periodista
que lo interrogaba: "Eso sería una catástrofe bíblica para el PP".
Regaló un titular de portada porque su diagnóstico está cada día más asumido
por un electorado al que ni el PP ni el Gobierno son capaces de dar una
respuesta solvente. No es que Bárcenas, el País, el Mundo o el resto de los
medios, que se han sumado con la aportación de nuevos datos, susciten una
confianza ciega, es que la acusación y las pruebas presentadas tienen una carga
de credibilidad y contundencia superior a los tibios desmentidos que exigen
cerrazón y fe a raudales. Están tan alejados de la realidad de la calle que
durante dos días, en esa pantomima de Debate sobre el estado de la Nación, han
vuelto a las prácticas onanistas, evidenciando que es imposible que el gato le
ponga el cascabel al gato.
¿El universo contra el PP, contra
Rajoy y su Gobierno? ¿La prensa internacional más solvente, también se ha
prestado para participar en esta confabulación "urbis et orbi? Rajoy no
puede sensatamente pretender que aquellos a los que ha engañado sigan confiando
en él porque niegue con lloriqueos mal contenidos la acusación de "
pringue" hacia él, hacia miembros del Gobierno y hacia la cúpula del
partido. Ya se sabe que, como buen gallego, juega a la confusión con las
palabras y que con toda seriedad puede decir algo tan cantinflero como
"desde luego, todo lo que se refiere a mí y que figura allí y a los
compañeros del partido mío que figuran allí no es cierto, salvo alguna cosa,
que es la que han publicado los medios de comunicación, o dicho de otra manera
es total y absolutamente falso". Es más fácil montar un mueble de Ikea que
entenderlo.
En una situación como la actual, en
la que está cuestionado el Legislativo, el Ejecutivo, el Judicial, la Jefatura
del Estado, el estado de las autonomías, el poder municipal... el tartajeo y ponerse de perfil no sirven, porque la
calle está cabreada por tanta corrupción, tanto mangoneo y tanto inútil
mangoneando en las instituciones, algunas manifiestamente prescindibles. Seguir
con los pasacalles de debates insustanciales y las costosas ocurrencias es
aumentar los decibelios del griterío y la protesta. Y si mala es la situación,
aún puede empeorar si se materializa la evidencia de que no somos iguales ni
ante la ley, ni ante la justicia. Difícil lo tiene el juez Castro, porque si
llama a la mujer de Urdangarín como imputada complica a la Casa Real, pero si
no lo hace complica a la Casa Real y a la Justicia.
Y en medio el debate, mera
apariencia, más de lo mismo, lucha libre amañada entre uno que no sabe y otro
que ni sabe ni puede, los dos al pairo, hola don Pepito, hola don José.
Cervantes concluye así su soneto “Al túmulo de Felipe II”: “Y luego,
incontinente, caló el chapeo, requirió la espada, miró de soslayo, fuese y no
hubo nada”. Cuatrocientos años antes, don Miguel ya hizo la crónica del Debate.
Más de nuestros días, Bugs Bunny, el conejo de la suerte, lo despacharía con su
celebrado: “¿Qué hay de nuevo, viejo?”.
EXTREMADURA PROGRESISTA