28 feb 2013
Vicenç Navarro
Catedrático de Políticas Públicas. Universidad
Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University
Uno de los argumentos
que se dan con mayor insistencia para justificar las políticas públicas de
recortes de gasto público, incluyendo gasto público social, es que los Estados
se están gastando mucho más de lo que pueden hacerlo. Desde esta postura se
argumenta que los gastos en pensiones, en sanidad, en educación, en servicios
sociales, en escuelas de infancia y una larga lista de transferencias y
políticas públicas del Estado del Bienestar han
alcanzado dimensiones que no son sostenibles para las arcas del Estado,
sean éstas del gobierno central o de las Comunidades Autónomas (CCAA). De
acuerdo con tal teoría, el gobierno español ha tomado la decisión de recortar
nada menos que 39.000 millones de euros en 2013 que van a afectar muy
negativamente a los componentes citados del Estado del Bienestar de España y de
sus Comunidades Autónomas, incluyendo Catalunya. Los recortes impuestos por el
gobierno central a las CCAA -que son las que gestionan la mayoría de los
servicios públicos de tal Estado del Bienestar- representan un ataque frontal
(y no hay otra manera de describirlo) a estos servicios públicos, que ya están
entre los menos financiados de la UE-15, el grupo de países de nivel de
desarrollo semejante al español, incluyendo el catalán. El gasto social
(predominantemente público) por habitante en España y en Catalunya está entre
los más bajos en tal comunidad. La media de la UE-17 (que es la UE-15 más
Eslovaquia y Estonia) fue de 8.030 unidades de poder de compra en 2010,
mientras que en España fue de 6.284 y en Catalunya de 6.563. Es decir, que
tanto España en su conjunto como Catalunya gastan en protección social
aproximadamente una quinta parte menos de lo que gastan los países con
semejante nivel de desarrollo.
El argumento de que nos
hemos estado gastando más de lo que podemos gastarnos carece pues de
credibilidad científica. Mientras que el nivel de riqueza de España y Catalunya
fue el 91% y el 110% del PIB del promedio de la UE-15 respectivamente, el gasto
social por habitante fue sólo del 78% y del 82% del promedio de tal comunidad
incluyendo también Estonia y Eslovaquia. Tanto España como Catalunya son lo
suficientemente ricas como para gastar muchos más recursos de los que gastan en
su Estado del Bienestar. Lo que ocurre es que el Estado no los recoge. Los
ingresos al Estado y a la Generalitat de Catalunya son más bajos de lo que les
correspondería por el nivel de riqueza que tales países tienen. Mírese como se
mire, el hecho es que los recortes no pueden justificarse porque nos gastemos
demasiado.
La causa de tales
recortes hay que buscarla en otro lugar. Y éste es, precisamente, en el enorme
poder que las entidades financieras tienen, tanto en Catalunya y en España,
como en la Eurozona, donde recae la responsabilidad por tales recortes. Veamos
los datos. A la vez que el gobierno español quiere recortar 39.000 millones de
euros, el mismo gobierno tiene pensado gastarse 38.589 millones de euros sólo
en pagar los intereses de la deuda pública, intereses que han sido
artificialmente elevados como resultado del diseño del sistema financiero de la
Eurozona. Si el Banco Central Europeo (BCE), y antes el Banco de España,
hubieran prestado desde 1989 al Estado español dinero a los mismos intereses a
los que el BCE lo ha prestado a la banca privada, la deuda pública española
sería hoy un 14% del PIB, en lugar del 90%. El Banco Central Europeo no es un
Banco Central sino un enorme lobby de los intereses financieros. De ahí que
preste dinero a un 1% a la banca privada y que sea ésta la que con este dinero
compre bonos del Estado español a unos intereses del 6% y del 7%. Un negocio
redondo y que la población paga a base de recortes y recortes del gasto
público, incluyendo el social. Ésta es la razón de que haya tantos recortes. Y
todo un tinglado ideológico se ha construido y promovido por los medios de
mayor difusión a fin de justificar tal realidad. Así de claro.
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