MIÉRCOLES, 27 DE FEBRERO DE 2013
JOSÉ ANTONIO GÓMEZ
Desde que en España nos regimos
por un sistema democrático tras 40 años de dictadura hemos tenido varios años
en los que el país ha estado dirigido por partidos conservadores. En un primer
momento la UCD de Adolfo Suárez, heredera del Partido Popular fundado por José
María de Areílza y Pío Cabanillas y actualmente por el Partido Popular de
Mariano Rajoy/José María Aznar, heredero de la Alianza Popular fundada por
Manuel Fraga y depositaria del franquismo moderado.
El verbo mentir está definido en el Diccionario de la Real Academia de
la Lengua como decir algo que no es cierto con intención de engañar.
UCD tuvo la misión de
llevar a España hacia la democracia, de realizar la transición y asentar los
postulados de un Estado de Derecho.
Finalizada esta misión se vio
inmersa en duras luchas por el poder interno del partido que eran inevitables
teniendo en cuenta que no llegó a ser una amalgama de ideologías totalmente
opuestas entre sí: desde la democracia cristiana hasta la socialdemocracia. En
1982 el PSOE ganó las elecciones y España pasó a tener un gobierno de
izquierdas. Durante 14 años, Felipe González dirigió el país con una derecha
sin apenas peso político que, a medida que el izquierdismo de los socialistas
iba pasando hacia una socialdemocracia cada vez más tibia y cercana a los
postulados de la democracia cristiana. Los escándalos de corrupción hicieron
que en 1996 un político joven y que se puso como bandera de la limpieza y la
transparencia ganara las elecciones. La derecha volvía a gobernar en España.
Los herederos del franquismo volvían a tener el poder, ya que no quedaba nada
de ese Partido Popular que fundó en 1975 José María de Areílza como ejemplo de
una derecha moderada y respetuosa de la democracia.
La derecha en España ha
representado siempre al poder y a los sectores que lo detentan: poder
económico, poder político y poder religioso. Por tanto, los conservadores dan
por hecho que el poder tiene que estar en sus manos. En consecuencia, la
democracia se les atraganta y sólo la ven en los días electorales. Si gobiernan
utilizan sus mayorías absolutas para crear modelos de “democracia absolutista”,
es decir, utilizan los ejes democráticos para ejercer, de hecho, dictaduras
basadas en la legitimidad que dan los votos. Si están en la oposición usan de
todos los medios a su alcance para derribar a los arribistas que les han
quitado lo que es suyo, llegando a utilizar hasta lo que en política es el
pecado mortal: la mentira.
El Partido Popular es el ejemplo de esto,
porque ha gobernado y gobierna sustentándose en la mentira.
Aznar: el origen del
desastre
José María Aznar ganó unas elecciones
disputadas en 1996, apenas 280.000 votos, a las que el ex presidente de la
Junta de Castilla y León se había presentado como el baluarte, la última línea
de defensa de la honestidad, frente a los casos de corrupción del PSOE y el
caso GAL. Aznar pensaba que iba a ganar con una mayoría absoluta después de los
resultados electorales de las Autonómicas de 1995. Sin embargo, no fue así y
tuvo que gobernar con el apoyo de los partidos nacionalistas, algo que es un
agravio para la ideología del actual presidente de FAES.
En las dos legislaturas en que
gobernó el político vallisoletano se originó el desastre económico actual y
donde comenzaron la multitud de mentiras que ha envuelto siempre a la gestión
del Partido Popular, tanto en el orden político como en el orden económico.
En primer lugar, y como
se está demostrando con los datos que van apareciendo en la prensa de la
gestión interna del PP, la bandera de la honestidad ante la corrupción de las
últimas legislaturas de Felipe González queda en entredicho.
Está claro, y hubo condenas por
ello, que el PSOE fue financiado ilegalmente. Ya se encargaron de recordarlo
incluso estando ya gobernando. Cualquier tema que se echara en cara al gobierno
de Aznar era respondido con FILESA, corrupción, GAL por parte de la bancada
popular. Olvidaban que el PP fue financiado ilegalmente por el caso Naseiro y
que no se llegó a los tribunales por defectos de forma y por una mala gestión
por parte del juez instructor. En los días actuales la prensa está sacando
documentación que puede llegar a probar que en los años de Aznar el PP se
financió irregularmente con donaciones de empresas y particulares superiores a
lo estipulado por la ley. Es decir, que la honestidad del PP de la que tanto se
vanaglorió José María Aznar queda en una honestidad mentirosa.
En segundo lugar, Aznar y su gobierno
crearon una gran mentira que está teniendo consecuencias en los días de hoy: la
falsa prosperidad económica.
El equipo del primer gobierno del
PP creó una situación económica en la que todo parecía idílico. Incluso faltaba
mano de obra que tuvo que ser cubierta por inmigrantes de multitud de países.
España crecía a un ritmo muy superior que la media europea. Se iban a cumplir
los objetivos para entrar en la unión monetaria. No obstante era un gigante con
pies de barro, dado que la situación de prosperidad era una gran engañifa. José
María Aznar creo la gran mentira de la economía española, dado que se basó todo
en el sector construcción y en la especulación inmobiliaria. Los bancos daban
hipotecas y créditos como a primeros de año regalan calendarios, endeudando a
las familias con préstamos con condiciones leoninas y sin respeto alguno por
las reglas básicas de riesgo. A su vez los bancos se endeudaban pidiendo
préstamos al BCE y a otras entidades de Alemania, Gran Bretaña o Estados
Unidos. Todo estaba preparado para el salto de España al cerrado círculo de G7.
En España se seguía construyendo. Los pisos se vendían. Los especuladores
inmobiliarios ganaban dinero, los españoles ganaban dinero, el dinero
circulaba, la actividad comercial estaba casi saturada. Todo era maravilloso.
Sin embargo era una gran mentira. Aznar y el Partido Popular mintieron a los
españoles al darles una realidad que era ficticia. Eso no podía durar a pesar
de que ellos se vanagloriaban de que habían prácticamente acabado con el
desempleo.
Como es lógico, el Partido Popular ganó las
Elecciones Generales de 2000 con mayoría absoluta.
En tercer lugar, la gestión de la
crisis del Prestige o del Yak-42, demostró que el Partido Popular se mueve
mejor en la mentira que en afrontar las realidades.
Ya tenían mayoría absoluta en el Parlamento y
envolvieron de más mentiras un desastre ecológico como el hundimiento del
petrolero en las Rías Baixas. Recuerdo aquellos hilillos de fuel que decía el
actual Presidente de Gobierno o que el ministro de Fomento estuviera de caza en
Rumanía mientras el barco llenaba las costas de chapapote. Por otro lado, la
muerte en accidente aéreo de militares españoles llevó al Ministro de Defensa,
Federico Trillo, hoy embajador en Londres, a echar la culpa hasta al lucero del
alba sin asumir la responsabilidad de su ministerio al contratar aviones casi
en estado de desguace para el traslado de las tropas españolas que se
encontraban en misión en Afganistán. Más mentiras.
En cuarto lugar vino la
crisis de Irak.
José María Aznar, con sus aires
de engrandecer a la Patria, se jugó el futuro del país por una foto con George
Bush y Tony Blair. Aquí el chorreo de mentiras fue majestuoso. Día tras día el
gobierno del Partido Popular, los medios de comunicación palmeros, enviaban a
los españoles mensajes embusteros para que la intervención/invasión del país
persa tuviera legitimidad. Sadam Hussein tenía armas de destrucción masiva
dispuestas para atacar a Occidente. Sadam Hussein era un peligro para la
Civilización. Sadam, guerra, Sadam, armas de destrucción masiva, Sadam, enemigo
de la Civilización, Sadam, Al-Qaeda… Incluso, en una entrevista en televisión,
el Presidente llegó a decir Créanme, Iraq tiene armas de destrucción masiva.
Pidió a los españoles comprensión y que creyeran en su palabra. Mentiras para
que él tuviera una relevancia internacional de gran estadista. Mentiras y más
mentiras. El pueblo se echó a la calle y Aznar los criminalizó. El pueblo fue
sabio y conocía la magnitud del embuste. La invasión de Iraq se llevó a cabo y
España envió tropas que el gobierno, para evitar el trámite parlamentario de
entrada en una guerra, envolvió en apoyo humanitario. Se enviaron fragatas y
tropas de choque para una misión humanitaria. Estaba claro que era una mentira
más. Incluso, Aznar se atrevió a no pedir una investigación por la muerte de
José Cousso. Antepuso sus intereses personales a la vida de un ciudadano
español. Sus mentiras costaron vidas.
En quinto lugar, llegó la gran mentira que
terminó con el gobierno del Partido Popular.
El 11 de marzo de 2004, cuatro
días antes de las Elecciones Generales, cuatro trenes de Cercanías reventaban
en las estaciones de Atocha, Santa Eugenia y El Pozo provocando la muerte a 192
personas. El gobierno del Partido Popular, personalizado en el Ministro de
Interior, Ángel Acebes quiso vender a los españoles la versión que más le
favorecía en las elecciones: el atentado había sido obra de ETA y no se
aceptaba más versión que esa. Ocultaron información que fue conocida por los españoles a través de los
medios de comunicación. Los indicios y sospechas de terrorismo yihadista
se hacían más verosímiles a medida que pasaba en tiempo. Pero Acebes seguía
diciendo que había sido ETA. Aznar y Rajoy se cubrieron las espaldas en sus
discursos y comparecencias de prensa no citando a ETA, cuando lo normal es que
se les llenara la boca con la banda terrorista. Mariano Rajoy en un titular del
diario El Mundo dijo que tenía la certeza moral de que había sido ETA. No fue ETA
y el pueblo se echó a la calle el día de la jornada de reflexión. Los miembros
del Partido Popular antepusieron sus ansias de mantener el poder a los 192
muertos que eran consecuencia de la errática política internacional de José
María Aznar y del PP.
Perdieron las elecciones porque el pueblo les echó por sus mentiras.
El gobierno del PSOE y
la activación de los argumentos de la extrema derecha
Durante las dos legislaturas en que el PSOE
gobernó, el Partido Popular siguió con sus mentiras, apoyadas por el poder
adquirido en las Comunidades Autónomas y sacando a la luz los miedos y los
argumentos enterrados tras el franquismo. Tales fueron la unidad de España con
el asunto del Estatut de Catalunya y las víctimas del terrorismo, además del
unirse nuevamente a la Iglesia para sacar a la gente a la calle para defender
la familia tradicional.
Como la derecha se cree
depositaria del poder había que utilizar cualquier argumento, cualquier mentira
para utilizarla de ariete contra el gobierno de Rodríguez Zapatero. Todo ello,
además, con el apoyo mediático de libelos pseudofascistas y cadenas de
televisión de ultraderecha o con la financiación de los obispos.
La crisis fue el
argumento.
El Partido Popular llegó a
postularse como el partido de los trabajadores. Todo ello condimentado con la
mala gestión de la situación económica por parte de una ministra que no estuvo
a la altura. El PP iba a arreglarlo todo apenas hubieran recuperado el poder.
Eso vendían. Ponían como ejemplo su gestión en las legislaturas de Aznar. Es
decir, ponían como ejemplo la gran mentira que nos hizo creer potencia
económica. Incluso el actual Ministro de Hacienda dijo que había que hundir
España para que ellos la levantaran. Otra gran mentira u otra gran
fanfarronada.
Al final consiguieron recuperar el poder el 20
de noviembre de 2011, casualmente el 20 de noviembre.
Mariano Rajoy o cómo
mentir a los españoles y sentirse orgulloso de ello.
Llevamos más de año y medio de gobierno del
Partido Popular y la desfachatez y el orgullo por la mentira ha llegado a
niveles que nadie podría esperar de los representantes políticos. Mariano Rajoy
se presentó a las Elecciones Generales con un programa que sabía de antemano
que no iba a cumplir. Por tanto, mintió a los españoles al presentar un
contrato que era papel mojado. Pusieron en su programa lo que la gente quería
oír o lo que el pueblo necesitaba oír por la situación económica desesperada.
El PP ofreció empleo y solución a la crisis. Y la gente les votó dándoles
mayoría absoluta. Se ha demostrado que todo era una burda falacia para
conseguir habitación en la Moncloa.
Ni se ha creado empleo, ni se ha
solucionado la situación económica. Todo lo contrario. Se ha empeorado. No iban
a subir los impuestos, y Rajoy los ha subido. Iba a bajar el paro, y se ha
incrementado casi en 1 millón de desempleados más. La situación macroeconómica
de España se ha agudizado estando al borde del rescate. No se iba a dar dinero
a los bancos, y casi 50.000 millones de Euros que tendremos que pagar entre todos.
Mintió a los españoles que de buena fe le votaron porque creyeron su mentira.
Pero mentir en democracia es pecado, por mucho que se tenga mayoría absoluta,
ya que el hecho de haberse presentado con un programa falso le quita toda la
legitimidad que dan los votos al Partido Popular. Es decir, que al mentir a los
españoles y llegar al gobierno, casi podría decirse que dieron una especie de
golpe de Estado.
Por otro lado, la corrupción del PP se está
destapando. Los barones territoriales están demostrando que la barra libre en
la bonanza económica provocó redes de corrupción en las que estaban metidos
altos cargos populares. La relación entre el PP y Luis Bárcenas y la
contabilidad en B, supuesta, pero que cuando el río suena… La relación entre
ministros y la red Gürtel; los trapicheos de la Ministra de Empleo para no
pagar a sus trabajadores y las explicaciones que se dan no hacen más que ver
que el partido que nos gobierna se sostiene por una red de mentiras que se irá
expandiendo para que Mariano Rajoy siga disfrutando del juguete.
Mienten en el Parlamento como
hizo el Presidente en el Debate sobre el Estado de la Nación al dar un déficit
público en 2012 de un 7% cuando en realidad era de un 10%, tal y como se lo
recordó la Comisión Europea al día siguiente. Dicen que la situación va a
mejorar en 2013 y los datos de Bruselas abundan en lo contrario.
En resumen, el PP es el partido
de la mentira y sobre la mentira se sostiene… como siempre.
DIARIO PROGRESISTA