27 mayo 2013
Arturo González
Está a punto de
perpetrarse el mayor y más grave atentado contra el bienestar de los españoles.
Las pensiones van a ser revisadas a la baja por el Gobierno, siguiendo órdenes
de Bruselas-Merkel, y para ello se escudará en el informe del Comité de expertos
nombrados ad hoc, en su mayoría coincidentes ideológicamente con las más duras
tesis neoliberales, ya saben ustedes qué significa.
Los ocho millones y
medio de pensionistas actuales sufrirán estos cambios desde el uno de enero del
próximo año, y la argucia que empleará el Gobierno para la rebaja será que no
se revalorizarán automáticamente según el índice del coste de la vida, sino que
se aumentarán o disminuirán en función de la situación económica del país.
Imaginen. (Nota para los trolls de la acérrima derecha: estamos hablando de
este Gobierno, que es el que tiene la responsabilidad ahora, no contesten por
favor que el anterior de Zapatero también las congeló)
Aun siendo los
pensionistas los ciudadanos más indefensos frente a los atropellos del poder, y
como si el dinero fuese un generoso regalo que se les hace mensualmente y no de
ellos como fruto y depósito de lo que han cotizado a lo largo de sus vidas, el
Gobierno cometerá la villanía de incumplir la última de sus promesas
incumplidas, y disfrazada de ajuste técnico a los nuevos sistemas de medición,
en un alarde más de prostitución del lenguaje. A un pensionista que cobre 900
euros, el hecho de que cada año la minusvaloren un dos o tres por ciento le
supone una merma notable en su lucha por la vida, amén del copago de
medicamentos y otras minucias. Lo sorprendente será que, no obstante, los
pensionistas, pero en una muy inquietante parte les seguirán votando. Cosas de
la edad. Lo de las pensiones creíamos que constituía la barrera del sonido del
voto, pero no es así. Hasta los viejecitos y demás pensionistas encontrarán
razones para no desertar. Pobres pero tercos y asustadizos. Los rojos son mucho
peores.
Esto en cuanto a los
pensionistas actuales. Para los futuros, o sea muchísimos de ustedes, también
preparan la delicia de que sus pensiones se calcularán, aparte de la obligación
de cotizar muchos más años, en atención a la esperanza de vida y no de lo que
hayan cotizado, abriendo la vía para que se reduzcan entre un 6% y un 12%, que
no está mal como castigo. También se habla de que se tendrá en cuenta el
patrimonio del pensionista, a más patrimonio, por poco que sea, menos pensión.
De modo que no ahorren, por favor, los que puedan, claro.
Las pensiones se han
convertido en el juguete sádico del Gobierno, en el instrumento de tortura
preferido para el final de la vida. Debe de ser que los pensionistas también
han vivido por encima de sus posibilidades. Resulta preocupante que este atraco
no conmociones a quienes aún ven lejana su condición de pensionistas, como si a
ellos no les fuera a llegar. Una irresponsabilidad social colectiva en la que
debería ser la verdadera causa para rebelarse contra el Gobierno, contra los
empresarios, contra los sindicatos, y contra Europa. Las pensiones son el tiro
de gracia que le van a dar a los españoles. Por gastones. No hay derecho a que
se enriquezcan y lleven una vida de molicie con unas cantidades tan
desorbitadas como las pensiones españolas, cuya media de es 884,97 euros. Las
de los políticos siguen siendo máximas (2.548) por tiempos de cotización
mínimas. ¡Ele, la demagogia!
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