Si un día se acaba la
crisis...
La autora de este artículo publicado en El País, haca pensar: Será así cuando
se acabe la crisis? Es más, yo pienso que será así
Concha Caballero (Baena, Córdoba, 1956) fue la portavoz del grupo de
Izquierda Unida en el Parlamento de Andalucía en la legislatura 2004-2008.
Es licenciada en Filología Hispánica y profesora de Literatura en un
instituto público. Abandonó la política decepcionada con su coalición
electoral.
En abril de 2009, Rosa Aguilar, entonces recientemente nombrada
consejera de Obras Públicas, le ofreció ser su brazo derecho en esta nueva
etapa política.
Profesora de Lengua y Literatura, ya hace muchos años pasó, felizmente,
del ejercicio de la política, a ser analista y articulista de diversos medios
de comunicación (El País, Meridiano de Canal Sur Televisión). Amante de la
literatura, continúa siendo firmemente humana con los temas sociales.
El día que acabó la
crisis
Cuando termine la
recesión habremos perdido 30 años en derechos y salarios
CONCHA CABALLERO
Un buen día del año 2014 nos despertaremos y nos anunciarán que la
crisis ha terminado. Correrán ríos de tinta escritos con nuestros dolores,
celebrarán el fin de la pesadilla, nos harán creer que ha pasado el peligro
aunque nos advertirán de que todavía hay síntomas de debilidad y que hay que
ser muy prudentes para evitar recaídas. Conseguirán que respiremos aliviados,
que celebremos el acontecimiento, que depongamos la actitud crítica contra los
poderes y nos prometerán que, poco a poco, volverá la tranquilidad a nuestras
vidas.
Un buen día del año 2014, la crisis habrá terminado oficialmente y se
nos quedará cara de bobos agradecidos, nos reprocharán nuestra desconfianza,
darán por buenas las políticas de ajuste y volverán a dar cuerda al carrusel de
la economía. Por supuesto, la crisis ecológica, la crisis del reparto desigual,
la crisis de la imposibilidad de crecimiento infinito permanecerá intacta pero
esa amenaza nunca ha sido publicada ni difundida y los que de verdad dominan el
mundo habrán puesto punto final a esta crisis estafa —mitad realidad, mitad
ficción—, cuyo origen es difícil de descifrar pero cuyos objetivos han sido
claros y contundentes: hacernos retroceder 30 años en derechos y en salarios.
Un buen día del año 2014,cuando los salarios se hayan abaratado hasta
límites tercermundistas; cuando el trabajo sea tan barato que deje de ser el
factor determinante del producto; cuando hayan arrodillado a todas las
profesiones para que sus saberes quepan en una nómina escuálida; cuando hayan
amaestrado a la juventud en el arte de trabajar casi gratis; cuando dispongan
de una reserva de millones de personas paradas dispuestas a ser polivalentes,
desplazables y amoldables con tal de huir del infierno de la desesperación,
ENTONCES LA CRISIS HABRÁ TERMINADO.
Un buen día del año 2014, cuando los alumnos se hacinen en las aulas y
se haya conseguido expulsar del sistema educativo a un 30% de los estudiantes
sin dejar rastro visible de la hazaña; cuando la salud se compre y no se ofrezca;
cuando nuestro estado de salud se parezca al de nuestra cuenta bancaria; cuando
nos cobren por cada servicio, por cada derecho, por cada prestación; cuando las
pensiones sean tardías y rácanas, cuando nos convenzan de que necesitamos
seguros privados para garantizar nuestras vidas, ENTONCES SE HABRÁ ACABADO LA
CRISIS.
Un buen día del año 2014, cuando hayan conseguido una nivelación a la
baja de toda la estructura social y todos —excepto la cúpula puesta
cuidadosamente a salvo en cada sector—, pisemos los charcos de la escasez o
sintamos el aliento del miedo en nuestra espalda; cuando nos hayamos cansado de
confrontarnos unos con otros y se hayan roto todos los puentes de la
solidaridad, ENTONCES NOS ANUNCIARÁN QUE LA CRISIS HA TERMINADO.
Nunca en tan poco tiempo se habrá conseguido tanto. Tan solo cinco años
le han bastado para reducir a cenizas derechos que tardaron siglos en
conquistarse y extenderse. Una devastación tan brutal del paisaje social solo
se había conseguido en Europa a través de la guerra. Aunque, bien pensado,
también en este caso ha sido el enemigo el que ha dictado las normas, la
duración de los combates, la estrategia a seguir y las condiciones del
armisticio.
Por eso, no solo me preocupa cuándo saldremos de la crisis, sino cómo
saldremos de ella. Su gran triunfo será no sólo hacernos más pobres y
desiguales, sino también más cobardes y resignados ya que sin estos últimos
ingredientes el terreno que tan fácilmente han ganado entraría nuevamente en
disputa.
De momento han dado marcha atrás al reloj de la historia y le han
ganado 30 años a sus intereses. Ahora quedan los últimos retoques al nuevo
marco social: un poco más de privatizaciones por aquí, un poco menos de gasto
público por allá y voila: su obra estará concluida. Cuando el calendario marque
cualquier día del año 2014, pero nuestras vidas hayan retrocedido hasta finales
de los años setenta, decretarán el fin de la crisis y escucharemos por la radio
las últimas condiciones de nuestra rendición.
Queridos amigos, me gustaría que leáis con atención este artículo que reflexiona
con bastante ecuanimidad el porvenir que espera a las generaciones de nuestros
hijos y nietos.
Un abrazo.