26/05/2013
Danny Darling, profesor
de Geografía Humana de la Universidad de Sheffield, acaba de publicar un
artículo en la revista semanal New Stateman (“How Social Mobility got Stuck”,
16/05/2013), que ilustra claramente lo que algunos de nosotros hemos estado diciendo,
es decir, que el neoliberalismo es la ideología promovida por los superricos
para llevar a cabo políticas públicas que les benefician. El profesor Darling
analiza la concentración de las rentas y de la riqueza durante la vida de la
Sra. Thatcher (la ídolo de los neoliberales, que ha tenido muy buena prensa en
los medios españoles a raíz de su muerte), desde su nacimiento hasta su muerte,
mostrando como las políticas que promovió durante su gobierno contribuyeron
enormemente a tal concentración. Comencemos por los datos.
Cuando Margaret
Thatcher nació, en 1925, pasó a ser miembro de una familia de la decila
superior de renta en Gran Bretaña. Cuando fue a la Universidad de Oxford, su
familia ya había alcanzado pertenecer al 1% de la población con mayor renta y
cuando, estando en Oxford, se casó con Dennis, su esposo, ya llegó al 0,1%.
Ahora bien, a pesar de pertenecer a tal 0,1%, no era considerada lo
suficientemente rica como para pasar a ser dirigente del Partido Conservador
–Tory-, que estaba controlado por el 0,01% de la población, es decir, los súper
ricos del establishment británico. Su elección a presidenta del tal partido se
vio como una rebelión de los ricos frente a los súper ricos. Tal rebelión, sin
embargo, era ficticia, porque Margaret Thatcher sirvió con gran entusiasmo y
docilidad a los súper ricos.
En 1945, cuando
Thatcher tenía 20 años, los súper ricos (el 0,01%) recibían 123 veces más renta
que el promedio de renta de Gran Bretaña. Cuando cumplió 40 años, en 1965, tal
diferencia de renta se había reducido a la mitad, es decir, era 62 veces, que
incluso descendió más, de manera que en el año en que fue elegida primera
ministra de aquel país, en 1978, había alcanzado el menor diferencial, 28
veces.
Ni que decir tiene que
los súper ricos odiaban este descenso de diferencial y las políticas
redistributivas en las que se había basado tal reducción. De ahí que
promovieran con toda intensidad a Margaret Thatcher, que había mostrado, en su
corto liderazgo como dirigente del Partido Conservador, que era su mejor aliada
y apuesta para el futuro.
Pero para vencer había
que debilitar al Partido Laborista, lo cual consiguió dividiéndolo. Los súper
ricos apoyaron a escondidas (y a veces no tan a escondidas) la creación del
Social Democratic Party, que dividió a las izquierdas, punto clave para
explicar la derrota del gobierno Laborista. Pero la mayor victoria de Margaret
Thatcher –como ella misma indicó- fue el cambio del Partido Laborista,
convirtiéndose en el New Labor o Tercera Vía que, una vez sustituyó al gobierno
conservador, continuó las mismas políticas neoliberales que su gobierno había
iniciado.
Las políticas
neoliberales de la Sra. Thatcher fueron las mismas que las del Sr. Reagan en
EEUU: un ataque frontal al mundo del trabajo y a los sindicatos, iniciando
políticas redistributivas de sentido opuesto a las iniciadas por los gobiernos
anteriores. Como consecuencia, en 1990, cuando Thatcher abandonó el poder, los
súper ricos (el 0,01%) ingresaban 70 veces más que el promedio, políticas que
fueron continuadas por el New Labor, de manera que en el 2007 el 0,01% había
logrado poseer 144 veces más que el promedio.
Mientras, según el
informe “Political and Social Exclusion” de 2013, el 50% de la población (la
clase trabajadora y sectores de clases medias) tenían menor renta en 2007 que
en 1983 y se perciben firmemente inseguros. Hoy, el 30% de la población vive en
viviendas inhabitables y/o insuficientes y el 7% no tiene para comer y están
desnutridos. Una persona de cada tres no tiene suficiente dinero para calentar
su casa. Ahora bien, a los súper ricos les va pero que muy bien, a los ricos
(el otro 9% que completa la decila de renta superior) les va francamente bien,
y al 40% restante (de la mitad superior de la población) les va bien o regular.
Es al 50% restante, la otra mitad de la población británica, a los que les va
mal, y a algunos francamente muy mal. Sería interesante que tal estudio se
hiciera en España. Lo difícil será encontrar financiación para realizarlo.
Vicenç Navarro es
Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de
Public Policy. The Johns Hopkins University
EL PLURAL