20 may 2013
La derecha es terrible.
Implacable, Inmisericorde, incapaz de todo sentimiento. Insolidaria,
explotadora, abusadora, ajena a lo que signifique equidad o justicia. Inhumana,
el mundo es un laboratorio, una selva, una cámara de tortura, un agujero negro.
Son una clase, un
grupo, una raza, se entra por rigurosa oposición, por nacimiento, por concurso
ideológico, está reservado el derecho de admisión, el enemigo es el Otro, todo
el que no pertenece al club. Sanguinaria y exterminadora si hace falta, brutal,
hortera, soez, los hijos de sus hijos conforman y escriben la Historia.
Les da igual el origen
y el fin del mundo y de la vida, Dios es su Dios, falso, inexistente, adorado
porque les protege y castiga a los apóstatas. El orden es su lema, la fuerza su
divisa, fuera de ellos el caos. La ley es la disculpa, la coartada, la cárcel
el hotel de los rebeldes.
La derecha es
universal, nacional, totalitaria, aldeana. El dinero es su guía, son un
sindicato de clase, tanto tienes tanto vales. La derecha imprime carácter, es
hereditaria. Inculta, fríamente fanática, desvergonzada sin vergüenza, bien
vestida, la corbata es su bandera, la bandera su banderín de enganche y guerra.
La derecha es el anverso de la moneda que siempre sale en el sorteo del reparto
de la vida, en el otro lado, en el reverso, los representantes del merecido
infortunio, la derecha es juez y parte y árbitro, quien no está conmigo está
contra mí, la derecha es de terciopelo y piel de serpiente, delega la represión
en unos adictos asalariados. La ciencia es un mal necesario pero en todo caso
hay que controlarlo. Las tradiciones son su juego de abalorios, la economía su
biblia, la política su Orden del día. La derecha es la fórmula matemática, el
símbolo químico, de la irracionalidad humana. La derecha es el virus de la
frustración de la libertad y de la convivencia.
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