SÁBADO, 22 DE JUNIO DE 2013
JOSÉ ANTONIO GÓMEZ
El Partido Popular intentó en meses
pasados que el juez Salvador Francisco Javier Gómez Bermúdez no se hiciera
cargo de la parte relacionada con los papeles de Bárcenas, como parte separada
del Caso Gürtel. ¿Había miedo en Génova 13? Como dijo Torcuato Fernández
Miranda cuando le preguntaron si el procedimiento de urgencia para la votación
de la Ley de Reforma Política tenía una intención política, evidentemente sí.
Lo lograron y esa parte
de la instrucción de la Gürtel sería instruida por el juez Pablo Ruz, un juez
que los conservadores creían que sería más favorable a sus intereses. Por otro
lado, mantenían su estrategia de ser acusadores y acusados en la causa con el
único fin de crear un conflicto procesal que anulara todo el proceso. El
Partido Popular buscaba que la instrucción del Caso Gürtel se archivara con
subterfugios legalistas y de este modo salir indemnes del mayor escándalo de
corrupción política de un partido en España. Tal y como ya ocurrió en el Caso
Naseiro.
Sin embargo, el juez Ruz
les ha salido rana y ha seguido actuando con la independencia que se espera de
un juez. Cada nuevo Auto profundiza más en la corruptela instalada en Génova
13. Cada nuevo dato apuntala más la idea de que el Partido Popular se financió
ilegalmente, vendió concursos públicos a las grandes constructoras o a
grandes empresas a cambio de generosas
donaciones que coinciden con las fechas de adjudicación de grandes obras de
infraestructuras. Según los datos aportados por la UDEF, por los apuntes
contables de los papeles de Bárcenas y, lo que es más grave, por la propia
contabilidad del Partido Popular se recibieron generosas donaciones de
empresarios que después ganaron las licitaciones a las que concursaban. Además,
esas donaciones se fragmentaron para que no resultaran sospechosas al Tribunal
de Cuentas.
En otro orden de cosas,
el Partido Popular dio a dedo contratos a las empresas de la Trama Gürtel. El
otro día se supo que un informe policial determinaba que el PP de Madrid y el
Gobierno de la Comunidad de Madrid pagaron facturas a las empresas de Correa
por servicios que se trocearon para no tener que licitar dichos servicios ni
darles la publicidad que obliga la Ley en aras de la igualdad de oportunidades
de las empresas que quieran licitar. Esto es prevaricación, presunta hasta que
un juez dicte sentencia, pero prevaricación, puesto que se violó la ley a
sabiendas de que se estaba haciendo con el fin de beneficiar a las empresas de
la Trama Gürtel.
No voy a entrar a
analizar todos los casos de corrupción del Partido Popular, porque daría para
escribir una saga como Juego de Tronos, sin embargo, parece claro que el
partido conservador es una organización donde se genera mucha corrupción, donde
se enriquece la gente que maneja los dineros del partido. Eso es muy
sospechoso.
Si a todo esto le
sumamos el fraude electoral con el que ganaron las últimas Elecciones
Generales, tenemos un cóctel bastante nauseabundo. El Partido Popular y Mariano
Rajoy se presentaron a los comicios con un programa falso que sabían que no
iban a cumplir salvo en sus aspectos de moral más fundamentalista. Rajoy se
presentó a las elecciones como el CEO de una empresa de colocación. Cada
papeleta del Partido Popular que entrara en las urnas era un contrato de
trabajo para los parados. Este fraude, que debería estar penado por la ley, le
llevó a la Moncloa.
¿Cómo es posible que el
Partido Popular siga teniendo cargos de gobierno tanto en la Administración
Autonómica como en la Administración del Estado? En cualquier país serio en el
respeto a las instituciones democráticas, tanto Rajoy como todos los que están
bajo sospecha de corrupción o prevaricación ya habrían dimitido. El solo rumor
de que algo huele a podrido en Génova 13 por respeto a las instituciones, a la
democracia y, sobre todo, a los españoles.
Mariano Rajoy debe
dimitir y convocar elecciones. No es sólo porque cada día nos encontramos con
nuevos indicios de corrupción, sino porque a toda esta podredumbre se une en
carácter autoritario de su gobierno. El último ejemplo lo tuvimos la semana
pasada en el Congreso de los Diputados. Se había convocado un Pleno para que el
Presidente explicara y debatiera las últimas reformas/recortes que había tomado
su gobierno. Ni explicó las medidas ni hubo debate, puesto que Rajoy dejó claro
desde el primer momento que no iba a cambiar de políticas, que el único pacto
que contemplaba con la oposición era el apoyo incondicional de los partidos a
sus políticas. El que quiera pactar se tiene que subir al barco del PP con
sumisión total. A esto se le llama autoritarismo. ¿Y qué decir de lo ocurrido
en la Asamblea de Madrid? Allí se corta el micrófono a quienes dicen palabras
como ático, Gürtel, corrupción y se les amenaza con querellas criminales o se
les expulsa de la cámara. Totalitarismo neoliberal o ultraconservadurismo.
Por tanto, con la
ecuación CORRUPCIÓN + PREVARICACIÓN + FRAUDE
ELECTORAL + TOTALITARISMO (todo presunto, por supuesto, en lo
referido a la corrupción o la prevaricación por mucho que haya claros indicios
de ello), la única solución es la dimisión del gobierno y la convocatoria
urgente de elecciones, solución que daría salud a nuestra democracia y airearía
la administración del olor a podrido que está dejando el Partido Popular.
DIARIO PROGRESISTA