DOMINGO, 2 DE JUNIO DE 2013
ANTONIO MIGUEL CARMONA
Permítanme, ya que es domingo,
una reflexión más allá de la información acelerada de una coyuntura
desfavorable: los motivos por los que algunos pensamos que, en nuestro país,
está en riesgo la libertad tantas veces evocada.
Los socialistas pensamos que nuestro
objetivo es la libertad de todos y cada uno de los ciudadanos. Sin embargo, hay
grandes colectivos conformados por personas de carne y hueso, cuyo uso de la
categoría de ser libre es… sólo un sueño.
Hay personas con condiciones
sociales adversas y ciudadanos que sufren también condiciones personales
adversas que no pueden ejercer la libertad como nosotros. Aquellos más
vulnerables, quienes no tienen para sí un futuro en el que pensar más allá de
tratar de sobrevivir.
Muchas personas sufren
condiciones sociales adversas tales como la pobreza o el desempleo. Niveles de
miseria que en estos momentos estamos alcanzando, pobreza en edades tempranas,
situaciones que hacen que colectivos enteros no puedan ejercer la libertad como
usted o como yo.
Otros tienen condiciones
personales adversas. Porque son personas dependientes o, simplemente, tienen
alguna discapacidad que les impide aportar todo el valor añadido que poseen y
que sin duda redundaría en beneficio de toda la sociedad.
Pues bien, las políticas de
igualdad son un instrumento imprescindible para que las personas con
condiciones sociales o personales adversas, puedan acceder a ser tan libres
como aquellos que gozan de una situación mucho más afortunada.
A veces con poco, muchas otras
con voluntad política -con políticas de igualdad al fin y al cabo-, logramos
que la libertad se extienda entre todos y cada uno de los miembros de nuestro
país.
Por eso el socialismo vence de
una forma tan sistemática al liberalismo. Porque si éste es capaz de llenársele
la boca de libertad para los que pueden ejercerla, aquel trata de llevarlo a
todos los que deben disfrutarla.
Los gobiernos del Partido Popular
se han hecho expertos en recortar en políticas de igualdad. Ellos mismos lo reconocen
y lo explican con la excusa de que no queda otro remedio. Recortes en educación
pública, privatización de la sanidad, reducción del gasto farmacéutico, menos
residencias de mayores, disminución en ayudas a la mujer maltratada, sin
financiación para
acogimiento de menores o de
inmigrantes, mucho menos para la discapacidad o nada para la dependencia.
Recortes en políticas de igualdad
que, como he dicho, son tijeretazos a la libertad de los ciudadanos. Ajustes
que no son más que reducción de libertad para un país que necesita ser libre si
quiere algún día ser próspero.
@AntonioMiguelC
DIARIO PROGRESISTA